¡Corrige a tu perro!



Corrige a tu perro, ríñele constantemente, chista a tu perro, grítale ¡no! cada vez que vaya a hacer algo que no sea de tu agrado, tírale de la correa cuando quiera olisquear o saludar y dile algo cada vez que ladre, dale importancia a lo que no lo tiene o no quieras que la tenga…

Actuando así vas a conseguir el objetivo contrario de lo que te propones, que es educar a tu perro.

Ve un rato al parque, sin tu perro, fíjate en la cantidad de correcciones que le hacen a sus perros muchos propietarios y valora el éxito educativo que consiguen. Te asombrarás de lo poco efectivas que son las correcciones, lo más que consiguen es parar el comportamiento durante unos instantes, pero ¿crees que el perro aprende así a comportarse?

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