Encima del perro

Foto: http://www.critterzoneusa.com

Anoche le tocó a Max, otras mañanas le toca a Turko…

Son perros fantásticos, que solo desean ser perros, pero les ha tocado un pequeño problema con el que convivir: unos propietarios que están todo el día encima de sus perros.

Y no nos estamos refiriendo que estén a lomos de ellos como si de un corcel se tratase, no, estamos hablando de una relación en la que una de las partes quiere dirigir TODO lo que hace la otra.

Si el perro corre, porque corre, si se para, porque está parado, si ladra porque es un «busca broncas», si se calla, porque es sumiso, o es un blando o es «marica».

Y es un continuo ¡Max!, ¡Maaax!, ¡Maaaax!, ¡Max!, ¡MAX!, ¡MAX YA TE HE DICHO!… y esto lo puedes escuchar 15 veces en cuestión de 3 minutos. Además, el nombre del perro termina sirviendo para todo: para llamarlo, regañarlo, alguna vez acompañado de un «chsss» o de un «¡no! e incluso de alguna «torta».

Con Turko, lo último que se le suele decir es que «o viene, o le pegan un correazao», ¡y la correa es de eslabones metálicos! El pobre de Turko, ya no muestra interés en interactuar con otros perros si su propietario está delante… ¡cómo para mostrarlo!

El comportamiento de estos perros no es alarmante debido a la cantidad de tiempo que pasan sueltos corriendo «como cabras» y que, al menos, les permite olvidarse, en parte, de sus dueños. Si no fuera por eso, seguramente estaríamos hablando de problemas mayores.

Además, sus propietarios, dan muy por hecho que eso es así, que no tiene remedio.

Lo más triste de todo es que estamos muy seguros que sus propietarios adoran a sus perros, a su manera, pero los adoran, de hecho, uno de ellos creo que pasa más tiempo con su perro que con nadie más, pero es que, como en toda relación que se precie, deben de procurarse unos márgenes suficientes de cariño, respeto y autonomía (seguro que me dejo algo…), no todo se puede resumir en esa frase de «el roce hace el cariño».

Intuimos que el hecho de estar siempre «encima» de sus perros puede deberse a la desconfianza que han sufrido en algún momento: 

  • el perro se dirigió muy rápido a saludar a alguien que no lo aceptó de buen grado
  • se «enzarzó» en alguna disputa con otro perro
  • no respondía a la llamada eficientemente
  • perro efusivo, bruto en el juego


Y unas cuantas repeticiones de hechos así, ya etiquetaron al perro sin pararse a pensar que esas situaciones pudieran ser fruto de la situación de ese momento y que, por otra parte, nos pasan en mayor o menor medida alguna vez a todos con nuestros perros, porque ni existen perros perfectos ni existen dueños perfectos.

Foto: http://www.flickr.com/photos/ieatstars/


Este sitio web utiliza cookies para que usted tenga la mejor experiencia de usuario. Si continúa navegando está dando su consentimiento para la aceptación de las mencionadas cookies y la aceptación de nuestra política de cookies, pinche el enlace para mayor información.

ACEPTAR
Aviso de cookies
A %d blogueros les gusta esto: