Situaciones extremas

Cada propietario suele creer que lo que le pasa con su perro son «situaciones extremas», y que su caso es el más grave, el más complicado, el peor.

Lo vemos a menudo: propietarios que en muchos casos ya le dan el ultimátum a su perro, que incluso mantienen una relación muy deteriorada y, o se soluciona el problema, o las consecuencias no van a ser nada buenas.

Y es entonces, cuando se suele recurrir a cualquier cosa, pese a haber escuchado atrocidades sobre ciertos métodos o herramientas, se buscará cuál de ellas pueda ser efectiva con ese perro tan «salvaje» que le ha tocado.

Collares de ahogo, de pinchos, voces, gritos, collares eléctricos e incluso tortazos o golpes pueden llegar a ser parte del ritual educativo, todo por el bien del perro; o entra en vereda o el perro terminará en la perrera.

Las excusas, siempre suelen ser las mismas: he probado de todo, llamé a varios adiestradores, probé a trabajar «en positivo», llevo 20 años con perros y es la primera vez que me pasa, una torta a tiempo es necesaria, cuando un perro te sale así hay que tener mano firme, la culpa es de mi esposa que lo tiene mimado… o estas otras, lo hago por su bien, para que no le pase nada, es que o deja de ladrar, o me denuncian los vecinos, como coma algo envenenado se muere, si se escapa mata a las gallinas del vecino…

Y curiosamente nos encontramos las perreras llenas de perros que pasaron por todo eso, cuyo único problema fue que sus propietarios no entendieron su naturaleza, su sensibilidad… unos porque decían que su perro anterior fue mejor que éste, otros porque no cumplió con sus expectativas tras ver Rin tin tin o Lassie y otros porque no se preocuparon por entenderlo: era un perro, así que, que hiciese el esfuerzo por entender al humano. En muchos otros casos el perro fue una adquisición para intentar cubrir unas carencias afectivas que ya se habían convertido en un problema, en otros, propietarios con exceso de estrés y/o problemas en su vida que poca calma podían transmitir a sus perros y que finalmente terminaban convirtiéndose en víctimas de la ira de sus dueños.

No es fácil resolver el problema de nuestros perros cuando, con casi toda probabilidad, los hemos generado nosotros, incoscientemente, sí, pero que durante todo este tiempo lo hemos estado haciendo crecer y pretendemos, ahora, solucionarlo en cuestión de días, porque entendemos que no podemos seguir viviendo así.

Las prisas no son buenas y en el aprendizaje pueden ser nefastas. Pretender cambiar el comportamiento de un perro en cuestión de días, sin ni siquiera atender a su estado mental, puede tener consecuencias terribles a medio o largo plazo, ya no solo a nivel conductual, si no a nivel fisiológico.

Cuando recurrimos a métodos punitivos que no modifican, pero sí inhiben algunos comportamientos en cuestión de días (conductas destructivas, agresivas, ladridos, comer de todo, fugarse, morder,…), estamos poniendo un parche momentáneo, en lugar de desarrollar un protocolo en el que por un lado se trabajen rutinas con el perro para llevarlo a un estado emocional aceptable, a unos niveles de estrés gestionables por el propio perro y a partir de ahí, conformar un aprendizaje para resolver el problema.

Con los perros, al igual que con los niños pequeños, la paciencia es nuestro gran aliado, mucho más que esa «hostia a tiempo» con la que algunos intentan convencernos.

1 comentario en “Situaciones extremas”

  1. Yo tenia un perro que se escapaba, una temporada lo hizo constantemente. Y es entendible porque pasamos 3 años separados hasta que volvi a tenerlo conmigo, desde los 3 hasta los 6 años del perro. El caso es que el venia de un pueblin de monte y era lo normal eso de ir de paseo solo. Me dio algun que otro susto, ademas de tener que ir a buscarlo en dos ocasines.
    La primera, suerte que tengo amigos en todas partes, fue en comisaria de la policia que me hicieron el favor de dejarlo atado a la puerta antes de llevarlo a la perrera (era viernes!! Asique dos dias alli no se los quitaba nadie)
    La segunda vez mas grave, despues de pasar toda la noche fuera de casa ( porque era extraño que pasara la noche fuera, el siempre volvia a las pocas horas!) llame a la perrera municipal por la mañana temprano y aun no estaba alli. A las pocas horas recibi la llamada informandome de que acababa de llegar, y rapidamente fui a por.
    Hubo algun sustillo mas, pero con el paso de los dias, atención constante y mucho amor, la conducta del perro cambio por completo y se volvi fiel a mi. Aunque despues de haber estado separados tanto tiempo nunca dejamos de ser fiel el uno al otro, solo que nos acostumbramos a vivir diferente y finalmente nos volvimos a acostumbrar a estar juntos.
    Finalmente fue infectado por una garrapata y murio el pasado 11 de junio de este año.
    Le doi las gracias a quien sea que haya hecho que ese angel fuera mi compañero durante 9 añitos, porque lo quise y lo quiero mucho y se que el a mi tambien.

    MORALEJA: con amor todo se vuelve mejor!
    Un saludo

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