«Es que mi perro es un PPP o un pastor alemán o un malinois… y con estas razas hay que tener ‘mano firme’, ¡hay que meterles caña para que no se te suban a la espalda!»
Otros dirán
«son razas de presa o se crearon para guarda y defensa, son peligrosas y tienen mucho carácter si no las disciplinas».
Curioso que pastores alemanes se hayan utilizado de perros lazarillo, pitbulls como perros niñeras, rottweilers como perros de terapia… eso no vale…
También resulta curioso que sin tener ni puñetera idea de perros se decida tener uno al que de antemano ya consideras raza peligrosa y que «hay que disciplinar»… ¿qué querías, un saco de arena a modo de ‘sparring’?
Para muchos la raza que ya poseen y aquí da igual que tengan un amstaff, un yorkshire, un doberman, un cocker spaniel o un carlino, tendrá mucho carácter o les habrá salido «raro».
Ves a labradores o goldens hechos polvo, agresivos, yonkis de la pelota, que incluso han mordido pero ¡bah! los retrievers son todos muy buenos. Ves ‘yorkis’ con una agresividad dinámica impresionante pero ¡bah! los ‘yorkis’ están todos locos, border collies que están como motos, con collares eléctricos pero ¡bah! los borders nacen enseñados y ves razas consideradas PPP que son un amor pero ¡bah! son casos aislados, los PPP necesitan «caña»… y cómo no, collar de pinchos…
Y esto es lo que tienen los etiquetados de las razas, son el camino directo para estropear a un perro que, antes de su raza, antes de su carácter y antes de nuestros prejuicios, solo quería y deseaba ser un perro.