Esta semana ha sido noticia una curiosidad que surgió de las redes sociales. Una foto de un vestido que dependiendo quien la observase, la veía de diferente color.
Del tema han hablado los expertos dando diferentes razones por las que se puede tener una distinta percepción cuando observamos la misma cosa.
El mismo caso ocurre con la bailarina de la foto inicial ¿hacia dónde se mueve?
Algo parecido ocurre cuando diferentes personas observan a un mismo perro.
Un perro excitado, emocionado con saludar a otro perro y jugar con él, puede ser percibido por otra persona como una amenaza hacia su perro.
Pero los casos más preocupantes son cuando el miedo se percibe de otra manera muy distinta.
Ese perro que ladra, gruñe o incluso intenta morder por miedo y se malinterpreta. Propietarios que lo que perciben es un perro que les reta, que quiere mandar más que ellos, que se está sublevando, que es dominante… cuando es justo todo lo contrario. Es un perro que lo que tiene es miedo, pánico, al que de poco le sirve su lenguaje canino si es que aún lo utiliza, al que gruñir solo le ha servido para que le regañasen más aún y tener más miedo y que entre las posibilidades que tenía de afrontar sus miedos, optó por morder en lugar de huir, mearse encima o «hacerse pequeño» o incluso no tuvo más opción.
Igual ocurre con perros excesivamente simpáticos que quieren saludar a todo lo que se encuentran, perros que se comen los muebles de la casa, perros que solo parecen vivir para que les tiren la pelota o perros que solo saben pasear tirando de la correa… la mayoría de las veces, una distinta percepción del problema lleva a agravarlo.
Hay que tener mucho cuidado de la percepción que se tenga de un problema, de ahí que cuando alguien pregunta en un «foro de internet» ¿qué puedo hacer para que mi perro no ladre? las soluciones que se den, por muy buena intención que se tenga, solo tendrán en cuenta la percepción que tuviese quien realizara la pregunta, nada más y eso, casi siempre, conducirá al error.