Un peso extra que a veces hay que añadir a una educación canina respetuosa son las ideas que nos rodean.
Además de luchar contra la idea que podamos tener sobre «¿corregir o no corregir?» o de conceptos como «¿qué supone castigo y qué no?», tendremos que pelear contra toda la información que nos llega desde nuestro entorno más cercano.
En casos complejos, la paciencia con el perro ha de ser extraordinaria, pero si a ello le sumamos la paciencia que hay que tener con quienes nos rodean y «aconsejan» la cosa se convierte en una obra faraónica.
Si las ideas no se tienen claras, el desenlace final seguramente será el fracaso, porque de nada sirve hacer las cosas bien y que el perro vaya ganando confianza poco a poco, a lo largo de semanas o meses, si un día decidimos que esto es muy lento o no nos funciona y volvemos a las andadas, a crear conflictos por todo, desnaturalizar al perro, inhibir sus conductas y pasarnos toda la vida corrigiendo y regañando.
¿Habéis tenido alguna experiencia así?
Tengo dos hijos,mayores dos perras jóvenes grandes,una pastor alemán y un x de snauzer gigante y Golden.Yo a mis perras las educo cuido y trato con las mismas técnicas ,fallos,aciertos,dudas alegrías y decepciones que a mis hijos. Las enseño las corrijo,las castigo,las cuido ,su salud,su higiene su bienestar. Hago mi vida siempre que puedo ,las dejo en la residencia si viajo y sufro igual que cuando mis hijos empezaron a salir por la noche ….quiero a mis hijos y quiero a mis perras y tanto ellos como ellas me devuelven ese amor y ese cariño. No entiendo còmo nos complicamos la vida ,la felicidad es saber disfrutar de las cosas pequeñas. Rectificar cuando nos equivocamos,amar sin esperar nada a cambio y estar a su lado en lo bueno y en lo malo.
Y si alguna vez he tenido la tentación de tirar la toalla ,sòlo ha durado unos minutos ,la he recogido y he vuelto a empezar….