Más que “elementos científicos” que fundamenten una opinión, a veces solo se ha de recurrir al sentido común. Por supuesto que hay multitud de formas de educar a un perro: desde apalearlo, hasta educarlo sin ponerle una mano encima ni frustrarlo psicológicamente.
Hay quienes proponen cansar al perro utilizando largos paseos, patines, cintas andadoras, etc y ofrecen como resultado «un perro cansado es igual a un perro equilibrado». Desde mi humilde opinión, eso es totalmente falso. Un perro cansado es un perro cansado y pese a que eso puede ayudar a reabsorber ciertas hormonas y neurotransmisores no es un remedio efectivo para un problema de miedos o agresividad.
Hay quienes proponen pasear al perro enseñando quien manda y para ello, debe andar a nuestro paso, con la cabeza en alto, con un collar alto y de ahogo a ser posible. Eso es contraproducente. El perro militariza el paseo y no se relaja, no se puede parar a oler, no puede ser perro, lo cual produce un aumento del estrés que conllevará, en muchísimos casos, a problemas de comportamiento.
Hay quienes jamás hablarán del lenguaje canino. Propondrán un lenguaje corporal como algo innato, cuando los estudios han demostrado que el lenguaje de los perros existe y que nosotros podemos interactuar de alguna manera con ellos, utilizándolo.
Están quienes hacen la proposición constante de corregir al perro: los chsss, los noooo y los toquecitos los tendrán a la orden del día, también recurrirán al collar eléctrico si lo ven conveniente. Someter a perros con miedo no es la solución para los miedos, es un parche momentáneo, que se ve rápido y bonito. Al fin y al cabo, lo que mucha gente quiere es eso: soluciones mágicas, rápidas y sin mucho trabajo.
Deberíamos de convencernos de una vez que los shows, desfiles, la televisión…, son eso: meros entretenimientos y que si además permiten a unos cuantos forrarse, los seguirán haciendo. Tal es el caso de los productos de márketing tipo Hollywood, al igual que lo fueron Hanna Montana, o las Spice Girls y no deberían preocuparnos demasiado si no fuera porque hay demasiados perros hechos polvo gracias a los consejos y recomendaciones de esos productos.
Cada vez que veo a alguien por la calle como una olla a presión diciéndole todo el rato al perro CHSS, CHSS, CHSS, NO, NO, NO, o pensando en qué hacer para cansar físicamente a su perro, observo el “buen” trabajo que ha hecho el marketing