Razas malditas

PA Ares Tania 1

Como educador canino, siempre intento anteponer la raza “perro” a cualquier otra clasificación canina. Sí, es cierto que cada raza tiene unas características más o menos potenciadas fruto de su búsqueda a través de una cría seleccionada, pero también es cierto que, en esa búsqueda, muchas son las meteduras de pata que se realizan para ensalzar unas cualidades en detrimento de otras.

 Si repasásemos un poco, veríamos como muchas razas han sido deterioradas “in extremis” físicamente y a nivel de salud, pero también han sido perjudicadas psicológicamente, algo que ya no es tan fácil de ver.

Hay algo que me preocupa mucho más, y es el FALSO ETIQUETADO que se les atribuye a muchas razas.

 Razas como los pastores alemanes, por poner un ejemplo, son una fuente inagotable de despropósitos. No hay más que echar un rato en cualquier foro o página que hable de esta raza para darse cuenta. Os puedo asegurar que el trato medio que se le da a un pastor alemán dista mucho del que se le da a un golden retriever, por poner un ejemplo.

 ¿Y por qué ocurre esto?

Quizás una de las razones de mayor peso, mucho más que la genética o la raza, sea la militarización del pastor alemán y fruto de ello, un trato rudo y violento a diferencia del trato más amable que se le suele dar a un golden retriever dedicado a perro guía o de terapias o simplemente a perro familiar.

 Escucho decir que los golden son mucho más amigables que los pastores alemanes, pero la realidad no siempre es así: he visto goldens que eran auténticos melones, que se llevaban por delante todo lo que pillasen, que mordían y he visto pastores alemanes que eran auténticos ositos de peluche… la diferencia suele estar en el trato y en la educación que se les administra a unos u otros.

 También nos encontramos otras razas “miedosas”: podencos, galgos, bretones… en este caso podríamos decir que son razas que por lo general provienen del colectivo de cazadores y que en muchos casos son perros que viven toda su vida en un chenil, con deficiente impronta, con poco contacto humano y que su selección se hace en base a su docilidad (lo que algunos denominan sumisión) y sus dotes como cazador. Y es que, perro de estos que enseña dientes, con una escopeta cerca… ya sabéis cómo puede terminar la historia.

Razas que parecen venir al mundo con una pelota en la boca y una obsesión por ella (cockers, perros de agua), los hiperactivos tipo border collie a los que hay que agotar con pelotas, frisbees y a ser posible mucho agility, los mastines que «no pueden» vivir en una casa y así…

Cada raza tiene su particularidad y en muchos casos, una fuerte losa sobre ella, pero sigamos con una muy conocida por todos.

Lo más preocupante es cuando una «raza maldita» como pudiera ser el pastor alemán entra en un hogar pero se le trata como a un perro de ámbito militar. Resulta que queremos un perro que conviva en casa, que no ladre en exceso, que se comporte bien con niños, con abuelos, con invitados, que no se coma a nadie, que se relacione bien con otros perros… pero se decide educar a ese perro como si fuese un marine que va a ir a la próxima guerra, es decir: que coma a la orden, que se vaya a su cama a la orden, que el paseo lo haga en un continuo junto, que acuda a la llamada ipso facto y que si le digo que se siente, no se levante hasta que se lo permita; que corra conmigo en la bici atado, entre otras muchas cosas, y todo ello aderezado con todo tipo de gritos, tirones, collar de ahogo y lo que sea necesario para que el perro cumpla con destreza. Es posible que algún pastor alemán no se vea afectado por el exceso de reglas, el continuo conflicto y no se vea en la necesidad de comerse a nadie, pero la gran mayoría se verán afectados y las consecuencias serán más y más gritos, más y más castigos, hasta que la convivencia se vea seriamente perjudicada y aparezcan los problemas del tipo “me tengo que deshacer del perro”.

 Es muy típico adquirir un pastor alemán (siempre son hijos de algún campeón, aunque sea de petanca) con el consiguiente “curso de adiestramiento en obediencia”. ¡Para qué vamos a preocuparnos de entender nosotros al perro si con un curso de esos le podemos enseñar hasta latín! ¡Que nos entienda el, que para eso es el perro! Y aquí empiezan los primeros problemas: con mucha seguridad nos dirán que lo mejor para un pastor alemán es un collar de eslabones metálicos que se cierra cuando el perro tire. Como es un pastor alemán “tirará más que ningún perro del mundo” y “como son tontos”, pues no pueden aprender como cualquier otro perro y hay que utilizar un collar de ahogo ni más ni menos. Lo siguiente será gritarle las órdenes, da igual si el oído de un pastor alemán es 4 veces superior al nuestro, eso da igual, “como son tontos”, pues tampoco pueden aprender como cualquier otro perro y es por eso que hay que enseñarle a voces. Otra de las cosas que se suelen enseñar a menudo y si no te las enseñan en ese curso, solo tienes que pasarte por algún foro especializado en la raza, es a golpearle en el hocico, con mayor o menor saña, pero hay que atizarle ahí cuando haga algo malo. Da igual que solo seamos nosotros los que sepamos diferenciar ese “bueno” de lo “malo”, al perro, “que debe ser tonto”, le atizamos en el hocico, y bien.

 Lo que viene después ya es fruto de lo anterior, el perro, ya harto de que le tratemos como tonto, es decir, a base de tirones, de gritos y de algún que otro golpe en lo hocicos, decide GRUÑIR. Sí, gruñir, eso que hacen los perros cuando de nada le sirvieron todas sus señales de calma y no le queda más remedio que gruñir para avisar que lo que nos hará, como sigamos por ese camino, es morder.
Pero ¡EHHH!, dónde va ese “tonto” de pastor alemán gruñendo… ¡no, no, no! Eso es impermisible, ¿cómo va el perro a dominarnos? No podemos permitir que el perro nos domine, por lo tanto, más caña para que ni se le pase por la cabeza volvernos a gruñir.

Hemos llegado a ver pastores alemanes muy agresivos, a los que se les seguía haciendo una rebaja jerárquica a base de conflictos, mucho ejercicio para cansarlos y uno de los principales problemas que presentaban era una fuerte displasia de caderas o de rodillas. Imaginaos padecer dolor y ser castigado por quejarte del dolor. Simplemente terrible.

 Y es que parece ser que «pastor alemán» y “dominancia” van de la mano. Seguramente, en un foro de pastores alemanes se pueda leer el verbo “dominar” en toda su conjugación. Deben ser que al igual que la Ángela Merkel, esos pastores alemanes quieren mandar y mucho. Casi todo lo que haga un pastor alemán y que no nos guste lo podremos achacar a que es “dominante”, ya sea que le toquemos los huevos cuando están comiendo y nos gruña, ya sea que le demos una patada en el costado, le demos un tirón porque se para… no tengamos ni idea de cómo tratarlo… da igual, sea lo que sea, nos querrá dominar y por ende, nosotros deberemos convertirnos en los machos alfa de la manada, en el ser supremo de la jerarquía y a base de hostias y/o maltrato psicológico, si fuera necesario, rebajarle jerárquicamente a su estatus natural que es el de felpudo.

Todo esto está escrito con mucha ironía, pero también con ira. Esa ira y rabia que me da ver a una raza tan noble y generosa como es la del pastor alemán tan hecha polvo por el trato tan ruin y tan mezquino que se le da y todo ello, por un desconocimiento por parte de muchos propietarios y a mucho listillo dando «consejos de parque«. De los “profesionales” que se lucran de putear a esta raza «enseñando» a sus propietarios formas de humillar y maltratarlos, de esos, prefiero ni hablar.

PA Ares Tania 2Fotos: Ares (by Tania)

7 comentarios en “Razas malditas”

  1. Totalmente de acuerdo con tu punto de vista. Yo cuando vino Homer ( mi pastor alemán) a casa todo el mundo me hablaba de adiestramiento corrector, que si esto que si lo otro, mi perro no vino para satisfacer mi ego sino para recibir todo el cariño y el respeto que podamos proporcionarle que es el mismo que todo ser vivo debería de recibir. Es un espíritu libre y obediente a la vez sin necesidad de tiranizarle, poniendo unos sencillos limites. Es mi amigo, es mi familia

    1. Totalmente de acuerdo, tengo una perra pastor alemán y la trato con todo el respeto. Y aunque no se lo pida, por propio instinto protege su entorno.
      Le pongo algunas normas, más que nada para protegerla a ella de los humanos que si que somos realmente peligrosos….

  2. Bravo! Muy bien dicho. Cada vez que escucho a algún «entendido» en perros hablar de dominancia o de ser el líder de la manada tengo que contenerme para no soltarle alguna. Con la de información de calidad que tenemos hoy en día al alcance y que la mayoría de gente prefiera quedarse con las 4 tonterías que te venden por televisión… es muy triste. Y si con la información disponible aún queda alguna duda hoy en día hay muy buenos profesionales capaces de ayudar a que consigamos entender a nuestros amigos, pero hay que tomarse la molestia de buscar un BUEN profesional. Una vez que consigues entenderles, todo es mucho más fácil.

  3. Me ha gustado lo que has puesto, mi perro está cruzado con un pastor alemán, el problema que tengo esque le tengo que poner bozal porque es un perro muy dominante y ya he tenido algún susto, me duele ponérselo pero no se controlarlo, aparte si está conmigo no se me puede arrimar Nadie porque gruñe, cuando lo paseo me encanta soltarlo por los huertos porque es feliz , le quite el collar y le compre un arnés porque veía que al pasearle iba más suelto y no le tira ,
    Saludos

  4. Si te diera la razón me quedaría corta. Pero yo extendería tu artículo a TODAS las razas, y sobretodo a los perros grandes. Parece que la gente tenga en la cabeza: perro pequeño=bebé; perro grande=soldado. Como bien dicen por aquí arriba, es vergonzoso cómo, con la cantidad de información de calidad de la que puede disponer cualquiera que le ponga un poquito de interés, la gente prefiere engullir sin masticar todas las gilipolleces que dicen dos pringados por TV, aún no teniendo estos nada parecido a ningún estudio en la materia.
    Es muy triste lo que esos individuos han generado en la sociedad… Han llegado a provocar que la vida de muchos perros sea un verdadero infierno. Como has comentado: «imaginemos lo que es sentir dolor y ser castigado por quejarte de que te duele». Es espantoso.

  5. Gurutze Muruzabal

    Totalmente de acuerdo contigo. Mi pastor aleman es mi compañero más fiel y mi amigo.Tenemos que oir y aguantar todo tipo de miradas, y comentarios sobre el tamaño, la raza, los instintos de la raza todos los dias.Pero somos un equipo y uno ayuda al otro para pasar de tanta estupidez.

  6. Yo no tengo un pastor alemán, pero paso mucha pena cuando veo varios grados de todo lo que cuentas cuando paseo a mi perro de acogida por el parque… pastores alemanes que vienen a saludarlo moviendo el rabito, tranquilos, haciendo todo su repertorio de señales de calma con el mío, y de repente «es macho?» y al oir respuesta afirmativa le pegan un tirón (a su collar habitualmente de ahogo) y dicen «es que se lleva mal con machos»… ¿y cómo no se va a llevar, digo yo, si cada vez que se intenta acercar a uno lo ahogas?
    Buena parte de los sustos que he tenido han sido con pastores alemanes y viendo a los dueños tengo claro que el problema no son los perros…

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