Casas de acogida: la intención…

Sabemos que las casas de acogida son una gran ayuda y muchas veces indispensable para las asociaciones protectoras de animales y que sin ellas sería muy complicado poder hacerse cargo de tantos perros como se abandonan, pero también es cierto que nos encontramos con numerosos casos que, más que ayudar al perro con la acogida, le complican la existencia.

Para ser casa de acogida el único requisito es querer serlo, un requerimiento mínimo y muy de agradecer por quienes se ofrecen pero a veces, no es suficiente, ya que los requisitos deberían ser los mismos que para una adopción.

Quizás las protectoras se deberían formar (muchas lo están haciendo ya) para poder ser parte activa en las acogidas.

Algunos de los problemas que habitualmente se dan:

  1. Muchas veces se acoge un perro con problemas sin saber nada de perros y sin las mínimas pautas por lo que la convivencia se hace imposible y la casa de acogida, en pocos días, pide deshacerse del perro de inmediato. Mucho mejor sería recibir unas pautas, que alguien les explicase en qué estado se encuentra el perro y cómo se ha de realizar una buena adaptación. Explicar la diferencia entre comportamientos naturales de un perro, no reforzar malos hábitos, trabajar la confianza mutua, etc.
  2. Otras veces se acoge un perro y nada más entrar por la puerta se ponen en práctica esos “conocimientos caninos” con los que la televisión tiene la “amabilidad” de obsequiarnos: reglas, normas, dominancia por aquí, dominancia por allá, chsss, chsss, chsss, no, no, no, tirones, confinamiento. Más correcto sería recibir unas pautas como ya dijimos en el punto 1 y evitar todo tipo de castigo añadido a un perro que no sabe dónde ni porqué están sucediendo todo ese tipo de cosas. Sí, ya lo sé, el castigo funciona, ¡claro que sí, guapi!, pero con muchísimo coste para el perro y su confianza.
  3. Masificación: se tienen varios perros con algunos “problemillas” de comportamiento, pero se mete uno más que posiblemente traiga todo un kit de miedos o comportamientos adquiridos por algún que otro motivo. Mal de muchos… También puede ocurrir que los perros estén equilibrados, pero la incorporación de otro más de acogida puede variar las rutinas de todos. Lo preferible, antes de meter un nuevo perro en casa, es solucionar los problemas internos. A veces los problemas ni siquiera son los perros, por lo tanto, no es buena idea añadir más leña al fuego. Son muy raros los casos en los que la entrada de un nuevo miembro sea la clave para mejorar la situación existente.
  4. Inundación: se acoge un perro y al día siguiente fiesta de llegada, visita al bar, se le monta en autobús, 3 horas de parque y una por zona centro y 50 lanzamientos de pelota para irnos conociendo un poco… Lo ideal para un recién llegado es que vaya asimilando las cosas POCO a POCO, muy despacio para que logre habituarse de la mejor manera posible. El “inundar” de estímulos no es buena idea y pasará factura al perro.
  5. Escapa: un perro que no conocemos de nada pero como es majo, pues lo soltamos ya el primer día para que juegue y lo mismo lo llamas y viene que lo mismo no y ni que decir si escucha un ruido o algo… son muchos los perros acogidos o recién adoptados que se escapan. Mucho mejor trabajar con correa y en espacios controlados donde no se pueda escapar mientras cogemos la suficiente confianza (ambos) para poder ir sueltos.
  6. Niños: me refiero a niños poco educados en el respeto a los perros que saltarán delante del perro recién llegado, no le dejarán descansar, jugarán al fútbol en casa e incluso le tirarán del rabo… son comportamientos de niños sin ninguna mala intención, pero para algo están los padres, digo yo. Es muy importante enseñar a los niños que un perro no es un juguete y que hay que respetarle tanto sus descansos como sus juguetes y comida. Cuando el niño requiera jugar podrá hacerlo sin necesidad de molestar al perro ya sea jugando en otro lugar o permitiéndole al perro descansar en otro sitio.
  7. Forzar situaciones innecesarias, como dejarlo solo mucho rato los primeros días, llevárselo a la compra, tiempo de parque excesivo, juegos de depredación intensos, etc. Los primeros días hay que entender que un perro recién acogido puede venir con una mala forma física y que tanto cambio no le beneficia. Los primeros días sería conveniente poder pasar mucho rato con él, dejándole a su bola, interactuando solo lo que el perro demande e ir introduciendo cualquier cosa de poco en poco.
  8. Creer que el perro que llega es igual a los que ya se tiene, cuando lo más seguro es que no tenga nada que ver y es muy posible que no valgan las mismas cosas, ni los mismos paseos o rutinas y tampoco esté acostumbrado a lo mismo. Cada perro es diferente, pero uno recién llegado puede requerir de un periodo de adaptación y aprendizaje y mientras tanto puede que ladre, que destroce, que haga sus necesidades en casa, etc.
  9. Enamorarse de la mirada o de la historia del perro y no tener en cuenta que ese perro pueda necesitar de mucha ayuda profesional o que el entorno que vas a proporcionarle no sea el más adecuado para su recuperación, o que quizás no necesites un cachorro o un perro muy enérgico…
  10. Acoger una camada porque los cachorritos son adorables pero sin conocimientos sobre cachorros, sus fases, evolución y periodos críticos de socialización, sus primeras salidas a la calle, habituación, lenguaje canino, etc. Hay muchos libros sobre cachorros, cierto, pero en muchos de ellos se enseña a regañar o confinar a un cachorro por hacer cosas de cachorro intentando equipararnos con una mamá perra (pocas mamás perras regañan a sus cachorros), lo que dista mucho de ser lo más adecuado. Jamás nos podremos convertir en la mamá de un cachorro, pero sí podremos dotarle de seguridad y bienestar si sabemos cómo.

Todo esto es un suma y sigue para un perro que ya traía problemas. Si le añadimos unos cuantos problemas más, nos encontraremos perros que van por su cuarta casa de acogida, “inadaptables”, haciéndose mayores y con cada vez más complicada adopción definitiva, y eso, ES LO QUE TENEMOS QUE EVITAR QUE SE PRODUZCA.

1 comentario en “Casas de acogida: la intención…”

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