¡Qué complicado es todo!

Ayer decidí echar un vistazo a algunos grupos de Facebook dedicados al comportamiento canino y todo sigue igual que hace años.

Se dan consejos al azar, no se contrasta nada y parece que todo vale. Si alguien informa que un consejo es equivocado, deciden enfadarse con quien les dice eso, en lugar de enfadarse con quien les dijo algo equivocado hace tiempo.

Me acuerdo de ese gran vídeo llamado Amor cruel (Tough love: a meditation on dominance and dogs), cuando Gail Fisher nos dice que gracias a la celebridad televisiva de César Millán y su programa hemos retrocedido en el adiestramiento canino 50 años.

¡Y es que queremos soluciones y las queremos ya!

¿Para qué vamos a perder tiempo en aprender sobre los perros y su lenguaje cuando vemos que alguien llega y en 20 minutos nos soluciona cualquier síntoma del perro?

Es cansino explicar que la mente NO funciona así de rápido, que tapar un síntoma se puede hacer rápidamente, pero un síntoma es la vía de escape de un problema mayor y ese PROBLEMA no se soluciona en tan poco tiempo y podemos empeorarlo y mucho ¿tanto nos cuesta entender esto?

Sacas todos los días el perro a las 8:30 p.m. que es la hora cuando está la calle llena de perros. El tuyo ladra al primer perro que se encuentra, al segundo y al tercero… pues o buscas otras horas por el momento o el paseo se convertirá en algo muy estresante para ti y para tu perro TODOS LOS DÍAS y eso, no le va a venir bien, no se va a acostumbrar fácilmente y degenerará en otros problemas.
¡Pero no pasa nada!, acudes a alguien que le mete 4 tirones y 3 toques con los dedos a tu perro y ya lo puedes sacar a las 8:30 porque irá suave como la seda. Se terminó el problema, sobre todo para ti. Luego, con el tiempo, si el perro muerde al sobrino pequeño (al que nadie enseñó a respetar al perro) nos echamos las manos a la cabeza, pero vamos, que el perro tenga la boca cargada como una pistola… es lo normal, no pasa nada… no tiene nada que ver con los deditos, los tirones y las malas salidas… eso, ni tiene relación, ni se ve, ni se quiere ver [ironía].

Y seguimos escuchando de todo.

¡Unta los muebles de Vicks Vaporub! ¡Regáñale! ¡No lo permitas! ¡Te quiere dominar! ¡Enséñale quién manda! ¡Dile un NO firme, a mí me funcionó!

Consejos a la ligera, sin contrastar nada… muchas veces a un cachorro con 2 o con 4 meses… Aunque contemplásemos la teoría de la dominancia tal como nos la contaron hace montones de años como cierta ¿alguien cree que un cachorro nos quiere dominar? ¿dominar qué? ¿dominar el reino de los chupetes, la zona de hacer pipí o popó? Esto roza lo absurdo, lo siento, no puedo con esto.

En este vídeo se explica claro ese concepto de dominancia en los perros, dura 8 minutos y creo que lo deja claro. Os puedo asegurar que para decir eso en 8 minutos se ha leído, contrastado y estudiado mucho, pero si todavía dudáis, podéis leer y contrastarlo vosotros con información actual y no con pseudociencias ni con cuñadismos de parque.

La dominancia en perros

 

Pero la gente pregunta, porque necesita ayuda y no todos se pueden permitir acudir a un profesional.

Cierto, mucha gente necesita ayuda y también mucha otra gente se aprovecha de la gente que necesita ayuda y entre medias de todo esto, consejos de parque de todo tipo.

Muchos consejos acaban siendo un “a mí me funcionó” y con eso ya está todo dicho… da igual lo que funcionase, pero no se le puede recomendar a un propietario y a su perro, del cual no se conoce mucho más que la foto o vídeo que nos pone en Facebook que utilice salchichas o le regañe o use un spray de agua o lo saque 2 horas a pasear. Te van a contar la historia tal y como les fue a ellos pero sin valorar ninguna otra cosa y menos a tu perro y sus circunstancias.

NO SE PUEDE porque no sabemos si se está ante un perro con ansiedad por la comida, o un perro con alta sensibilidad ante los gritos y enfados o tiene una dolencia física o es muy joven (física o mentalmente) o el propietario vive en un infierno donde hay que cuidar mucho las salidas. No sabemos si ese perro está bien adaptado a la calle, a su collar o arnés, no sabemos si el propietario hace un buen manejo de correa, no conocemos los estresores que puedan afectar a ese perro todos los días, NO SABEMOS NADA.

¿Podemos decirle a alguien tan alegremente que utilice Vicks Vaporub? ¿Es que no nos hemos enterado que es un producto tóxico y afecta a la mucosa? ¿Y si el perro lo ingiere? Ah, vaya, es que me lo dijo el primo de un conocido y lo utilicé y me funcionó ¡eso es todo!

¿Podemos decirle a alguien que utilice una correa de eslabones metálicos porque su perro muerde la correa en el paseo? ¿Y si se arranca algún diente o colmillo? Ah, es que a mí me fue muy bien y dejó de morder. Pues qué suerte, sin tener en cuenta qué excitaba a tu perro y hacía que adoptara ese comportamiento dejó de morder porque no le gustaba morder el metal. ¿Te paraste a pensar en el nivel de ansiedad del perro al que le estás recomendando eso? ¿Te parece bien recomendar tapar un síntoma sin conocer qué lo causa? Ah, es que eres un propietario no un profesional, a ver si es que no vas a poder opinar. ¿Pero no te das cuenta, alma de cántaro, que tus consejos puede dañar no solo la dentición de un perro, sino generar un problema mucho más serio?

¡Es que los profesionales no dais soluciones!

Ni las daremos. No podemos. Salvo cosas muy genéricas y que deberían ser de sentido común y por lo que ya hemos mencionado anteriormente: NO SABEMOS NADA DEL PERRO, NI DEL PROPIETARIO, NI DEL ENTORNO.

Sin información ¿cómo podríamos decir qué tiene que hacer un propietario sin riesgo? Podrás explicar el porqué de ciertos comportamientos, que no se soluciona nada enfadándose con el perro, que ciertas cosas pueden sobreexcitar al perro, que otras cosas pueden ser peligrosas y todo ello tras años de formación, investigación y compartir conocimientos.

Te podremos recomendar un tipo de arnés o juguetes, te diremos que no se deben dar tirones de la correa, que dejes olisquear a tu perro, que no entres en conflicto con él, pero no recetas mágicas.

Lo más normal será recomendarte que acudas a un profesional, porque es quien te podrá ayudar. Este es el mejor consejo que podrás recibir. Y para esto, también deberás saber que lo que necesitas es que te enseñen a entender a tu perro y te digan cómo debes hacer las cosas y no convertir al perro en un mono del circo.

¡Pero es que cada profesional dice una cosa distinta!

Pues casi que sí, también deberías constrastar esto.

En esto de “los perros” existen vertientes muy diferentes:

  • La clásica, en la que todo lo que hace el perro es por dominancia y como eso no se puede permitir, se utilizarán correctivos o la fuerza física cuando sea necesario. La intensidad y frecuencia de las correcciones dependerán del profesional que los realice y muchas veces se intentará convencer al cliente que “esas correcciones” son cosas que al perro no le afectan y que no pasa nada (collares eléctricos, de ahogo (que llamarán collares reductores o educativos), toques y alfa roles (darle la vuelta al perro y sujetarlo panza arriba), y dirán que eso lo hacen los perros entre ellos y también gritos, voces, tirones, etc).
  • La que no utiliza el castigo. Que algunos llamarán educación en positivo, cognitiva, o como se les ocurra. Lo primero es no creerse que porque alguien diga que educa en positivo o sin castigo no lo vaya a haber, porque a veces es una estrategia de marketing, como muchos que se autodenominan psicólogos caninos, algo que ni existe ni se le espera. Quien no usa el castigo, no lo usa ni con un perro ni con otro, no hay excepciones, y se valora mucho el bienestar del perro y el vínculo que se crea.
  • Y luego está el veterinario, el cazador que tiene una rehala, el amigo con 3 perros, el cuñado que ve Malas Pulgas y que te dirán cosas basadas en su experiencia particular o lo que creen haber visto, sin mala intención, pero que seguramente te harán flaco favor.

Habrá quien llegue y te quiera vender 20 sesiones cuando lo único que necesitas es comprender a tú perro, saber qué le pasa y decirte qué debes hacer. ¡No necesitas que tu perro aprenda a hacer el pino puente!

Habrá quien llegue y resuelva las conductas de tu perro a base de sesiones convirtiéndolo en un yonki de la pelota o de las salchichas o de cualquier otra cosa. Así el perro no ladrará a las bicis ni a otros perros ni se meterá en jaleos, pero solo tendrá ojitos para la pelota que siempre llevas… Esto se llama trasladar el problema de un sitio a otro, no solucionarlo y se ve muy a menudo en parques.

Así que informáte de quién contratas, pregúntale y no dejes que te vendan la moto.

Si no eres “muy manco” es posible que por muy poco coste resuelvas el problema, no generes otros y aprendas a convivir con tu perro de la mejor forma posible y sin necesidad de convertir a tu perro en un animal de circo. He conocido a gente que se ha gastado más en camas rotas y probando arneses y collares que lo que le habría costado un buen educador canino.

¡Es que una vez llamé a uno y no me funcionó!

Y no pocas veces pasa esto. Estando en el otro extremo me he encontrado las mismas cosas en una sesión que en una clase de 2º de primaria.

En primer lugar los propietarios esperan un espectáculo como en la tele y cuando no lo das, primera decepción. Si no le dices nada al perro ¿cómo va a saber que no tiene que hacerlo?

Te pasas un buen rato desmontando las dominancias, el tema de castigos… algo que debería ser innecesario pero ante la insistencia, no te queda más remedio que explicarlo «one more time».

Detallas cómo resolver algunas situaciones cotidianas tras analizar el principal problema del perro.

Haces algunas demostraciones de cómo actuar, en casa, en la calle, pero como los propietarios están esperando el momento en que castigues, les cuesta pillar que no lo harás y que no es necesario. Además el perro parece portarse mejor que nunca, seguro que nada tiene que ver que utilices un arnés, una correa larga, utilices refuerzos positivos, no grites, no le des tirones, utilices un lenguaje corporal entendible por el perro y te muevas con naturalidad y suavidad… y, por supuesto, tu presencia, la de un desconocido que se esfuerza en entenderle y no se muestra hostil ni estresante.

Pero luego pasa como con los niños en clase, que preguntas si todo se ha entendido bien, si han copiado el dibujo y te dicen ¡sííííííí! pero cuando haces un barrido por varias mesas, aleatorio, te das cuenta que a algunos le falta la parte de abajo del dibujo, a otros los textos y otros han puesto lo que les ha parecido.

Pero claro, te vas y el problema sigue ahí, hay que trabajarlo día a día, no es como en la tele ni como esos seres fantásticos que te “arreglan” al perro como si fuese un electrodoméstico. Si tienes mucha dificultad para hacer lo que te han dicho, es posible que tengas que llamar más veces o necesites alguna sesión extra y si eres más capaz, pues irás comentando los logros y avanzarás con tu perro, que debería ser lo normal.

Y si no hay ganas ni actitud, pues perdiste el tiempo llamando a un educador como lo habrías perdido apuntándote a un gimnasio al que en realidad no pensabas ir… pero eso, no es culpa del gimnasio.

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