Mi cachorro me muerde. ¿Qué puedo hacer?

Hola, mi perro tiene 4 meses y no para de mordernos. ¿Alguien sabe qué puedo hacer?

No es la primera ni será la última vez que me encuentre esta pregunta en las redes sociales. Es más, se reproduce cíclicamente y en periodos extrañamente cortos, esto quiere decir, al menos, dos cosas: que la gente no busca en internet y que no hay ningún truco que solucione «este problema».

Voy a empezar contando qué no deberíamos hacer, qué podemos hacer y comentaré algunos de los pseudoconsejos que se dan.

¿Qué no deberíamos hacer?

Bien, para empezar diría que no es buena idea preguntarle a cualquiera y mucho menos hacer lo que nos diga el primero que nos responda. Al igual que no se nos ocurre entrar en un bar y preguntar ¿qué puedo hacer para que no me duela la espalda? tampoco es buena idea hacerlo en una red social aunque el grupo se llame «educa a tu perro» o «quiero a mi mascota». En internet, ya sabemos todos que, bajo un perfil o pseudónimo se puede esconder cualquier cosa. «Penélope» puede ser un señor gordo y calvo, mioentras que «Ingeniero Nuclear» o «Doctor Sánchez» puede ser tu vecino del segundo que en realidad es taxista y no tiene conocimientos ni de ingeniería ni de medicina.

Con el tema perros nadie se corta de dar respuestas más o menos acertadas sin conocer las consecuencias que pudieran tener, es más, quizás les importe un carajo tu perro, tu y las consecuencias. En la mayoría de los casos, cuando alguien pregunta, ¿qué sabemos sobre su perro? ¿qué sabemos sobre esa persona? si es viéndolo y a veces se nos escapan cosas no os podéis ni imaginar lo que llegan a mentir o a callarse los propietarios de un perro.

Dicho esto, debería quedar claro que en redes sociales se puede hablar de perros, se pueden hacer ciertas consultas pero no deberíamos buscar, jamás, soluciones mágicas a problemas determinados por muy baratas que nos parezcan.

¿Qué podemos hacer?

Lo que seguramente dé menos problemas y dolores de cabeza es buscar a un profesional que nos pueda ayudar. Podemos preguntar por alguno, buscar referencias, investigar cómo trabaja, la metodología que sigue, etc y ponernos en contacto. Hay «problemas» que conllevan una única visita, poco dinero, que pueden resolver el problema con poco esfuerzo y que nos ahorrarán disgustos, frustraciones y el gasto que suele conllevar probar tropecientos mil inventos «a ver si funcionan».

Otra opción es documentarse o formarse. Esto se puede lograr asistiendo a algunos seminarios (algunas protectoras los realizan con precios económicos), leyendo libros especializados y aprendiendo, además, en grupos o foros de profesionales.

Ahora os contaré como anécdota lo que he leído esta mañana y que ha hecho que dedicase un tiempo a escribir estas líneas:

Alguien pedía ayuda sobre qué podía hacer para que su «perrhijo» de 4 meses no les muerda. Que si alguien sabía algún truco.

Las respuestas no han faltado, seguramente la mayoría vengan provocadas por un «amimefuncionismo» y es que ante un comportamiento como el de la pregunta siempre va a ocurrir una de estas dos cosas: o se soluciona con el tiempo o nunca lo sabremos porque se deshicieron del perro. El tema está en lo que podemos prolongar ese problema, los que además podemos crear a corto o medio plazo y los daños en la gestión emocional del perro (porque no lo olvidemos, los perros tienen emociones).

Os detallo algunas respuestas:

«Dile «no» firmemente y en una lata vacía pon monedas. Cada vez que intente morderte la mueves para que suenen las monedas, eso la distrae, así le hice con mi perrita y funcionó».

Yo me pregunto: ¿asustar a un cachorro es una buena recomendación? ¿sabemos por qué razón el perro mordisquea tanto, es decir, además de la dentición puede ocurrir que haya un exceso de estrés no gestionado? Si asustamos a un perro nervioso ¿qué puede salir mal?

«Yo veía los programas del encantador de perros en Youtube, en ellos decía de pegar el grito como lo harían sus hermanos cachorros para que vaya aprendiendo a medirse y claro darle unos palos de madera para que haga sus diente también».

¿Qué podría fallar haciendo caso de lo que sale en la tele? No subestimemos la inteligencia de un cachorro. Sabe perfectamente que ni somos su madre, ni somos su hermano y que no somos un perro. Gritar en forma de quejido puede funcionar, pero también puede conseguir reforzar una conducta. Si no sabemos cómo se refuerza o se extingue una conducta es mejor no experimentar con estas cosas que lo único que conseguirán es confundir y frustrar al cachorro.

«Eso es normal, aprenden a esa edad a controlar la mordida y además le debe doler la boca por el cambio de dientes, paciencia».

Cuando un propietario se queja, suele ser porque esa normalidad pasó de ser normal a ser un problema. Hay auténticas pirañas a las que el cambio de dentición sumado a unos niveles de estrés altos provocan que no deje ni un instante de mordernos. Cuando esto ocurre no se puede no hacer nada, hay que empezar con protocolos de reducción de estrés que permitan al perro y a nosotros descansar. La paciencia, aunque es buena compañera, no siempre nos va a permitir convivir.

«Deja de considerar a tu perro como un hijo. Es el primer paso».

No entiendo bien este comentario. Si profundizamos un poco, seguro que acabaremos escuchando que el perro es un perro y que hay que tratarlo como un perro y que no deben subirse a tu cama, ni pasar por las puerta delante de ti, que tienes que se un buen líder y convertirte en el macho alfa de la manada… quizás esté desvariando o excediéndome, puede que sí, pero prefiero que a un perro se le considere como a un hijo mucho más a que se le considere como un objeto prescindible al cual cambiar cuando no nos sirva y sin irme de un extremo a otro, decir que la educación que demos tanto a nuestro perro como a nuestros hijos no tiene nada que ver con la consideración personal que tengamos de ellos. Hay que entender que un perro no entiende nuestro lenguaje verbal y que ciertos movimiento o ademanes que hagamos tampoco los entenderá o lo hará al contrario de lo que creemos. Que no todos los perros son iguales de sociales ni aceptan las caricias o los manipulados de igual manera… pero todo esto, vuelvo a repetirme, no tiene nada que ver con la consideración que tengamos de ellos.

«El mío no me rompió nada de nada, solo un cojín, lo castigué y no volvió más. Pero dicen que echándole pimienta molida les hace estornudar y ya no van.»

Sin quererlo, empiezan las primeras recomendaciones para aplicar castigo o aversivos. A un cachorro de 4 meses y sin tener gran idea de qué es un condicionamiento, cómo funciona y sus efectos adversos, decidimos castigarlo por morder o echar pimienta molida. Con esto lo que podemos conseguir es que un pequeño problema se convierta en un gran problema.

«Enséñale el NO, seria y firme».

Es un cachorro… ¡asustémosle! Es justo lo mejor que podemos hacer para dañar el vínculo que se está formado entre guía y perro para generar una desconfianza de por vida.

«Aparte también cuando me mordía las chanclas, le decía no y le daba en el culete».

Sin comentarios. Seguro que le funcionó y lo repetiría con sus hijos humanos.

«¡Tratar al perro como lo que es! Es fundamental».

Ummm, ¿Por qué extraña razón todos los que suelen decir esto salen en la foto con un pastor alemán o un malinois mordiendo manga? Pocas veces te hablarán de la gestión emocional, de la psicología del aprendizaje y desarrollo, de las etapas del perro.

«Pon en YouTube cómo enseñar a un perro a no morder, te salen muchas soluciones».

Youtube, la crème de la créme. ¿Qué puede fallar? Si buscas vídeos sobre si La Tierra es plana también te salen muchos. ¿Pero en alguno saben lo que ocurre en tu casa contigo y con tu perro? ¡Ay, lo que nos gustan las soluciones mágicas!

«Hazle correr para que se canse».

Y si el perro tiene problemas de gestión de la calle, pues que se joda… literalmente. Ya lo dice César Millán: «un perro cansado es un perro equilibrado» aunque la realidad sea que un perro cansado es solo un perro cansado.

«Me recomendaron cocerle huesos de rodilla de buey y congelarlos».

El que te recomendó darle huesos cocidos a tu perro, con el cambio en la estructura ósea que eso provoca, te aseguro que ni te quería a ti ni a tu perro. Los huesos crudos y jamás cocidos o asados.

«No lo críes como si fuera una persona, muérdele las orejas, pruébalo».

No podía faltar la recomendación cuñada del día.

«Yo a mis animales, cuando han sido chiquitines, al morderme les he cogido un lado de la boca hasta enfadarse y ya soltarlos. Después de repetirlo 4 o 5 veces no me han vuelto a morder, tengo tres perros y tres gatos y me a servido con todos».

Extensión del comentario cuñado anterior hecho por otra persona. Lo que un poco de dolor no arregle… o eso de «la letra con sangre entra». Welcome to 1940!

«¿Qué raza es? Ojo, porque con 4 meses ya debería controlar la mordida y saber morder flojito. Si estás jugando y te hace daño grita exagerando (de dolor, no a el) y deja de jugar un rato. Es lo que haría su madre. Si insiste, un no alto y cortante. (Puede ir acompañado de un toque leve de tu dedo en su hocico).Y le ignoras. Y si aún así vuelve, le coges por la piel del cuello y lo levantas hasta que sus patas delanteras se levanten del suelo y lo agitas un poco. (Su madre lo haría así y no le vas a hacer daño). Aprenderá rápido y normalmente con el primer ¡ay! O un “chst”, será suficiente. (Ten en cuenta que les resulta terrible que su mamá les agite, es posible que llore, pero es de susto no de dolor. Úsalo solo cuando no funcione ignorarlo).

Por el comentario puedo suponer lo que esta persona ve los sábados por la mañana en televisión. Lo cierto es que ha pillado todo el kit de consejos de los personajes de la tele pero sin tener en cuenta eso de «no realice esto en casa sin la presencia de un «pofesioná»». Lo cierto es que este consejo no se lo daría ni a mi peor enemigo pero «hay gente pa tó».

«Ponte Tabasco donde te suele morder , verás como deja de hacerlo».

Aquí ya empezamos con el porno de los pseudoconsejos y hay quien incluso le responde: «Yo utilice cayena con agua y con una brocha pintar lo que muerde y funciona 100%». Otro añade: «pimentón picante o Tabasco en patas de sillas y mesas» y otro «esencia de clavo», al final la casa te queda como un restaurante mexicano.

«Muerdelo tu también de la punta de oreja, pero mu fuerte y sin miedo hasta qué llora. A mí me funcionó. Un saludo.»

Este fue a la misma escuela que Luis Suárez y uno que opinó más arriba.

«Yo utilizaba un parasol de esos de burbujas enrollado y le daba en el culo no le hacía nada de daño pero le imponía y dejó de hacerlo poco a poco.»

A este la falta explicar si el parasol es tamaño normal o para furgoneta, solo eso…

«Si te muerde cables muebles etc el truco es poner un poco de vips vaporup no les gusta nada el olor».

No podía faltar el del Vics Vaporub… aquí os dejo un detalle: problemas con el Vics Vaporub

Y hasta aquí el análisis de comentarios, cualquier parecido con la realidad es pura coincidencia.

¿Pero por qué a algunos les funcionó?

Que un cachorro nos muerda es algo pasajero que suele ocurrir y que se termina cuando salen todos los dientes, madura y se entretiene con otras cosas… por lo que es muy posible que hagas lo que hagas o no hagas nada de nada, se solucione un problema como este. El problema es que además de los dientes, puede ocurrir que el perro nos mordisquee por un exceso de estrés y en ese caso hay que tener más cuidado, porque no es nada bueno ni recomendable que un cachorro crezca con un estrés que no es capaz de gestionar. Casi cualquiera de los consejos que he enumerado, magnificarán el estrés del perro, ya sea por miedo, por frustración o por molestia, además hay que tener en cuenta que no se sabe nada del propietario por lo que incluso cualquier mal consejo de estos puede ser llevado a un extremo peor ya sea porque se tenga poco sentido común o nula observación. Lo más curisoso es observar que la mayoría de «consejeros» lo son porque han tenido o tienen perros, algo que ya creen que automáticamente les convierte en poseedores del conocimiento necesario para asesorar sobre perros cuando en realidad, lo más seguro es que no sepan diferenciar un condicionamiento clásico de un condicionamiento operante.

1 comentario en “Mi cachorro me muerde. ¿Qué puedo hacer?”

  1. Completamente de acuerdo con tu escrito. Curiosamente en estos casos somos muy pocos los que recomendamos acudir a un profesional, que digo yo que para algo se han firmado. Claro que eso ya supone una mínima complicación al tener que seleccionar a quien consideres puede ser más conveniente, eso por no hablar de precios porque parece que todo Dios tiene derecho a vivir por el trabajo que realiza, ¿todos?. ..
    No, el Educador Canino debe dar consejos y pautas gratuitas.
    ¡¡¡Asi nos va!!!

Los comentarios están cerrados.

Este sitio web utiliza cookies para que usted tenga la mejor experiencia de usuario. Si continúa navegando está dando su consentimiento para la aceptación de las mencionadas cookies y la aceptación de nuestra política de cookies, pinche el enlace para mayor información.

ACEPTAR
Aviso de cookies
A %d blogueros les gusta esto: