Es importantísimo enseñar a los niños a respetar a los animales. Jamás hay que regañar a un perro y mucho menos enseñar a hacerlo a un niño, todo lo contrario, enseñaremos a los niños a tratarlos con todo el respeto, cariño y amabilidad.
Es buena idea hacer que el niño se sienta responsable del perro familiar delegando sencillas tareas como que ayude a ponerle la comida, llevarlo de la correa en alguno de los paseos, cepillarlo, pero jamás debemos de responsabilizar a un niño del cuidado del perro, la responsabilidad final siempre será del adulto.
No debemos permitir que jueguen sin la supervisión de un adulto responsable y da igual el tamaño del perro (la víctima puede ser el niño o el perro). El juego debe estar basado en la máxima del respeto y hay que educar al niño para que respete los tiempos de descanso del perro así como la manera de acariciarlo, cogerlo y abrazarlo.
Niños y perros son un buen equipo, pero hay que respetar unas pocas reglas para que esa relación sea excelente.