Muchos adiestradores se aprovecharon de la buena fe de los usuarios y del marketing de la educación canina en positivo para anunciarse como «educadores en positivo» cuando así lo hicieron, simplemente, redujeron la intensidad del castigo. Eliminaron los collares de pinchos, de descarga eléctrica, los golpes, pero siguieron manteniendo los collares de ahogo, «cordines» y las amenazas verbales (¡nooo!, ¡chssss!), aun siendo así era de agradecer que se fueran «subiendo al carro» ya que muchos otros, anclados en el pasado, se dedicaron a desprestigiar esta metodología de trabajo sin más motivos que su incapacidad para adaptarse o ver peligrar sus ingresos.
Dominancias, liderazgos.
Otros adiestradores, basándose en estudios de manadas artificiales de lobos, desarrollaron todo su trabajo en base a jerarquías, dominancia, liderazgo y propusieron como «panacea» para cualquier problema de conducta una rebaja de rango. ¡Había que rebajar de rango al animal problemático porque pretendía dominarnos, el humano ha de ser el líder de la manada! Esto, en muchos casos, supuso un uso de fuerza y castigo hacia el perro por parte del «líder».
Científicamente está comprobado que no es necesario utilizar métodos punitivos para adiestrar a un perro o para mantener una convivencia correcta, otra cosa sería hablar de metodologías cuando lo que se tienen son prisas por conseguir un comportamiento o eliminar una conducta sin importar lo que esto pueda repercutir en el perro, ¿para qué vamos a tener en cuenta que en un humano las terapias pueden durar meses e incluso años?
Todavía me pregunto, muchas veces, por qué hay gente que sin haber probado un método respetuoso con el perro, se dedican a despreciar la educación en positivo y siguen apostando por seguir castigando a su perro. Los que llevamos tiempo en esto hemos pasado por distintos sistemas, yo también utilicé collares de ahogo, también le decía ¡nooo! y ¡chsss! a mis perros, pero hasta que aposté por educar sin castigos no disfruté plenamente de mis perros.
Distintos metodos, pero… ¿igual resultado?
Aquí mostramos un vídeo de un «domador» que propone como enseñar a un perro a no subirse encima de las personas. El individuo invita al perro a subirse y cuando este lo hace le aprieta con fuerza las patas delanteras al perro, causándole el suficiente dolor para que se baje. En poco tiempo consigue que el perro no intente subirse ya que sabe que recibirá dolor. Otros proponen darle un rodillazo al perro cuando se sube. Nosotros JAMÁS recomendaremos utilizar estos métodos.
Aquí otro vídeo donde se muestra que se puede lograr lo mismo simplemente ignorando al perro cuando se sube y premiando cuando está abajo. La diferencia es clara, no hay que hacerle daño al perro y lo más importante, no existe una asociación «coger pata = dolor» que puede ser muy peligrosa en el día a día. Eso sí, esta opción lleva más tiempo porque entrenar a un perro es algo que requiere mucha paciencia, práctica y experimentación para conseguir buenos resultados. En cambio, el método del vídeo de arriba, lo podría hacer cualquier idiota.
La educación canina en positivo se basa en varios principios básicos de la psicología animal, no es cosa de hippies, ni de una secta que tira salchichas.
Todos los seres vivos tienden a repetir los comportamientos que se les recompensan y tienden a evitar los que no les reportan ningún beneficio. Si tenemos claro este concepto podremos enseñar a nuestro perro cualquier comportamiento que deseemos y podremos evitar o modificar aquellos que nos disgustan. No necesitas castigar a tu perro para que un comportamiento no le resulte recompensado, solo necesitas encontrar la manera para que el comportamiento correcto sea lo suficientemente recompensado como para que el perro elija repetir ese comportamiento en vez del que nosotros consideramos incorrecto. Para conseguir este objetivo tendremos que reforzar positivamente aquellos comportamiento que nos gustan e ignorar o prevenir que se produzcan aquellos que nos disgustan.
También deberíamos tener en cuenta que nuestros perros saben sentarse y tumbarse, pueden caminar a nuestro lado tranquilamente sin tirar de la correa. También saben venir hacia nosotros cuando les llamamos e incluso pueden permanecer quietos y tranquilos durante largos periodos de tiempo, si quieren. Por lo tanto, nosotros no vamos a enseñarles nada nuevo. Lo que hacemos es decirles como llamamos nosotros a esos comportamientos y hacer que les resulten divertidos y les reporten consecuencias agradables para que los repitan cuando nosotros se lo pedimos. Por supuesto el perro siempre tendrá la opción de no hacernos caso. Si eres un buen educador crearás un buen patrón de respuestas reforzadas positivamente en su cerebro para que quiera realizar ese comportamiento cuando tú se lo pidas.
Podemos ayudar al perro a entendernos mejor si somos constantes y consecuentes. Los perros no entienden que una palabra pueda tener variados significados. Para facilitar su aprendizaje intentaremos poner a todos los miembros de la familia de acuerdo para utilizar las mismas palabras para pedirle las mismas cosas.
La educación canina en positivo supone un cambio de mentalidad: prestaremos atención a lo que queremos que nuestro perro haga en vez de estar pendientes de castigar lo que no nos gusta. La fórmula ideal para modificar un comportamiento indeseado es encontrar la manera de prevenir que el perro se vea recompensado por un comportamiento indeseable y tratar de recompensarle generosa y consistentemente por los comportamientos que nos gustan y queremos que repitan.
En términos de psicología podríamos decir que utilizamos los refuerzos positivos, los castigos negativos y la extinción.
La educación canina con refuerzos positivos abre la puerta de la mente de tu perro. Es la mejor manera de entendernos. Al recibir recompensas por los comportamientos deseados el perro aprende a tomar la decisión correcta y realizar ese comportamiento cuando se lo pedimos en vez de estar constantemente tratando de evitar tus castigos por realizar otros. El perro aprende a pensar. Cuando educas a tu perro estás creando una relación basada en la confianza, el respeto y el entendimiento.
La mejor manera de evitar los problemas de comportamiento es prevenirlos y enseñar a nuestros perros desde edad temprana la manera de comportarse en nuestra “sociedad humana”.
Sin duda se puede adiestrar perros usando los métodos tradicionales, utilizando castigos, manipulando físicamente e intimidándole “porque es como siempre se ha hecho” “porque es como lo hace todo el mundo” o puedes aprender y emplear las técnicas de educación en positivo y disfrutar de la relación con tu perro.
Fuente: Virgina Gallego (Positive Dog Training Spain) & CalmaDogs
Un labrador con 1 año sigue siendo un cachorrón, aunque grande, pero ya puede saludar con tranquilidad. No solo se trata de darle la espalda (con darle el costado sería suficiente), es importante no añadir nada a su excitación. Es bueno entrar en casa con tranquilidad y si el perro se muestra tranquilo, saludarlo, si se muestra excitado, darle el costado (no hablar, no mirar, no tocar), brazos pegados al cuerpo y esperar que se calme un poquito para saludarlo. Podéis ensayar entradas y salidas variando el tiempo de permanencia fuera. Tampoco esperéis al principio a que se calme al 100%, hacedlo progresivamente. Los premios, con cuidado, podrían excitarle más de la cuenta o el hecho de saber que tras «algo» viene premio también.
Con los cachorrotes, tranquilidad, moveos en casa con calma, paseos de calidad y evitar añadirle excitación, poco a poco se irá normalizando, aunque tendrá sus momentos «traviesos» como un «niño» que es.
Hola!!! vagabundeando por la red he encontrado tu blog y me gustan mucho tus artículos, que me he permitido compartir en Facebook, gracias. Hace 2 meses que tenemos con nosotros a Blues, un labrador que cumple ahora 1 año, es muy juguetón y cariñoso, cuando llegamos a casa se vuelve loco de contento se sube se agarra con la boca a manos y ropa… normalmente nos damos la espalda intentamos que se siente para saludarlo, supongo que dejará de hacerlo poco a poco pero quizá estemos haciendo algo mal, qué me recomiendas?? tenemos un niño de 5 años y claro el perro pesa más que él jeje estamos intentando que no le esté todo el día «Blues, no!!!» jajaja espero conseguirlo poco a poco