Mitos. Pensar que un perro actúa mal deliberadamente

Es un GRAN ERROR pensar que un perro hace algo por maldad.

Si pensamos que un perro actúa mal de forma deliberada, estamos cometiendo un error de interpretación gravísimo. Los perros no conviven con los humanos desde hace miles de años precisamente por haber estado «jodiéndonos», están porque siempre se han mostrado colaboradores, ayudándonos e intentando agradarnos.

Un perro no se mea en casa para fastidiarnos, ni se sube a la cama o al sofá y lo mea para irritarnos. Tampoco destroza un mando a distancia o muerde un mueble carísimo por el placer de vernos sufrir. Puede parecer un cabronazo cuando le ponemos su colchoneta recién lavada, la huele y la mea, pero ¿en serio crees que por su mente pasa una idea como: ¡una colchoneta limpia, vamos a hacer que la tenga que lavar el gilipollas este!?

Para ellos no tiene sentido un mando a distancia, pero sí un olor a nosotros que, en momentos de angustia, masticarlo puede calmarles, como podría ocurrir mordisqueando nuestra ropa.

Un mueble carísimo, para ellos, no es más que un trozo de madera. Orinar por zonas de la casa o las colchonetas no deja de ser un comportamiento muy estrechamente relacionado con el estrés.

Los comportamientos destructivos así como los comportamientos higiénicos inadecuados normalmente tienen su origen en un estrés mal gestionado y en ningún momento el perro se sentirá culpable por realizarlos, por mucho que nos creamos que pone cara de «yo no he sido», ellos, insisto, no tienen el mismo concepto que nosotros de lo que está bien o está mal. 

Los perros pueden establecer una relación del tipo: (olor a pis) + (llegada del dueño) = (posible conflicto) porque ya ha ocurrido otras veces en el mismo entorno y en la misma situación. A nosotros nos puede parecer que el perro adopta un sentimiento de culpa porque dejó un pis en la alfombra, pero él no se siente culpable. En otro caso, también podría sentirse mal por no poder aguantarse y tener que evacuar en un sitio que no es el apropiado, pero eso no tiene nada que ver con el sentimiento de culpabilidad.

Tampoco viven el tiempo como lo hacemos nosotros. Ellos pueden haber realizado el destrozo del siglo hace unos minutos y ya no acordarse de eso porque hay algo más interesante, de ahí, que una reprimenda, que entendemos que en ningún momento es adecuada, lo sea menos a destiempo.

Pero el mayor problema radica en que si de verdad pensamos que un perro sabe que ha hecho mal, actuaremos en consecuencia y derivaremos nuestra forma de educar a un sistema de reproches que al perro le generará más estrés, le hará desconfiar de nosotros e irá destruyendo el vínculo. Puede ocurrir que algunos perros, pese a los reproches, cesen en ciertos comportamientos ya sea por edad, por ser capaces de ir gestionando mejor el estrés o por evitación, pero no porque riñéndoles o haciéndoles sentir culpables hayan aprendido que lo que estaban haciendo era un acto premeditado de maldad.

Habrá quien se pregunte ¿y que hago si mi perro se ha comido ya tres sofás? 

Está claro que puedes seguir así y dejarle que se coma un cuarto o un quinto sofá o puedes buscar ayuda. Hoy en día hay muy buenos profesionales que pueden ayudarte a encontrar la raíz del problema y aplicar un tratamiento respetuoso con el perro para mejorar la convivencia diaria.

Este sitio web utiliza cookies para que usted tenga la mejor experiencia de usuario. Si continúa navegando está dando su consentimiento para la aceptación de las mencionadas cookies y la aceptación de nuestra política de cookies, pinche el enlace para mayor información.

ACEPTAR
Aviso de cookies
A %d blogueros les gusta esto: