¡Comida, comida, comida!

Perros ansiosos y con un autocontrol bajo es fácil encontrarlos

De veras que hay perros ansiosos por la comida, tan cierto como que hay perros grandes y perros pequeños. Precisamente nosotros tenemos a un gran exponente de lo que supone el ansia por la comida: cualquier cosa que pudiera parecer comida era apta para ser ingerida, desde un trozo de pan a un calcetín, pasando por un rotulador fluorescente o unas pinzas de la ropa… o mejor dicho, teníamos.

¿Teníamos? Una verdad a medias, pero al menos ya solo se interesa por lo que es comida de verdad.

Es curioso que, habiendo pasado otros perros por casa, únicamente éste se ha mostrado tan obsesionado por comer, de hecho, hay que tener mucho cuidado con dejar algo comestible a su alcance.

No se me olvidará un día que en una mesita de cocina había una bandeja con medio pollo y algunos restos, había 5 golden retriever enormes que pasaban al lado del pollo y no le prestaban atención… pero llegó Troy, nuestro beagle, que no llegaba siquiera a la mesa, se puso de puntillas, agarró parte del pollo, lo tiró al suelo y delante de todos los golden empezó a zampárselo mientras estos le miraban atónitos.

Cualquiera habría dicho, ¡qué bien educados están estos golden, cómo respetan la comida, no como el narizotas ese tricolor! Cierto es que la educación de esos golden era impecable, pero os puedo asegurar que, sin haber interferido lo más mínimo con otros de nuestros perros para que no cojan la comida, la respetan, cosa que este pequeño narizotas es incapaz, es como si el diablillo que lleva colgado del hombro le incitase a hacerlo.



El hecho de ser tan ansioso por la comida es una pescadilla que se muerde la cola* y de ahí muchas veces la dificultad por lograr que cese en su empeño.

*Próximo artículo

Pero eso que podríamos considerar un defecto, también puede ser una virtud. Podemos aprovechar esa pasión por la comida para enseñarle cualquier cosa, pues estará dispuesto a hacerlo por un premio gastronómico. Siempre con mucho cuidado, pues si sobrepasamos la excitación que le provoca la comida, tendremos un perro sobreexcitado y la sobreexcitación y el aprendizaje no son buenos compañeros.

Si está al alcance y se es ansioso, será complicado contenerse


También podemos rebajar esa ansiedad por la comida realizando algunas cosas fáciles (esto es lo que nos piden muchas veces tras los artículos, el «how is made») y de sentido común y olvidándonos de las muchas chorradas que se cuentan por ahí como leyendas urbanas.

Si un perro se muestra muy ansioso por la comida, es posible que tenga hambre. Las cantidades recomendadas de un fabricante, son eso, cantidades recomendadas, y somos nosotros quienes debemos regularlas para nuestro perro. No es lo mismo un perro que hace mucho ejercicio de uno que no lo hace y tampoco es lo mismo un perro muy estresado que uno tranquilo. Hay perros glotones, eso lo entiendo bien porque yo también lo soy en ocasiones, en ese caso, quizás convenga añadir a la comida algo de fibra o algún pienso más saciante, que llene la barriga, pero que no engorde (para dietas recomiendo siempre la ayuda de algún nutricionista especializado, yo no lo soy). 

También es posible que pasen muchas horas entre una comida y otra. Si bien, las digestiones de los perros no son como las nuestras, comer una vez al día puede diferir mucho de hacerlo en 3 veces repartidas a lo largo del día. Hay perros que pueden tener una tolva llena de comida, pero hay otros que se la zamparían hasta reventar. Tampoco es fácil si se tienen varios perros, pues no puedes saber cuanto come cada uno. No somos muy partidarios de que el perro siempre tenga la comida a disposición, aunque nuestras razones no tienen nada que ver con el apartado nutricional.

Una de las cosas escuchadas hasta la saciedad de boca de algunos educadores tradicionales, es el hecho de que los perros han de comer después de su líder porque así lo hacen en la naturaleza y una única vez… bien, ni realmente lo hacen así en la naturaleza, ni una casa donde se están friendo unos chuletones, hay comida constantemente y huele a ello por todos sitios, tiene mucho que ver con un entorno natural. Para un perro, como lo es para nosotros, es un auténtico fastidio ver u oler como alguien devora un chuletón mientras el estómago nos cruje por dentro. Hacer esto lo único que consigue es provocar ansiedad. Comprobado queda que la mayoría de las veces, si el perro come antes, se echa y se duerme. Diferente es el caso de perros que tengan muy aprendido que de la mesa siempre «se cae» algo rico.

En la naturaleza, la verdad sea dicha, no es muy común encontrarse esto tal cual


Podemos trabajar el autocontrol con la comida pero dando mucha importancia a no aumentar el grado de excitación del perro que ya de por sí lo estará ante la presencia de comida.

Comer más despacio puede ser una buena opción. Para ello se pueden utilizar los Kongs o comederos específicos para ralentizar la ingesta.

Hay perros que ingieren todo lo que encuentran a su paso porque sus niveles de estrés son muy altos. Gran parte del proceso pasa por bajar esos niveles de estrés. 

Con huesos masticables, mordedores, que los mantengan entretenidos durante largo tiempo ya que les relaja, les cansa y les mantiene ocupados normalmente.

Evitar por nuestra parte que sus comportamientos indeseados sean autopremiados. Ese es el caso de «el cubo de basura» y que cada vez que lo abren, ¡premio! ¡Ojo!, que decimos EVITAR, no castigar.

Con calma y paciencia podremos ir reduciendo ese ansia hacia la comida de nuestro perro, siempre y cuando estemos decididos a hacerlo.

CalmaDogs

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