Mecanismos de autodefensa

«Nunca pensé que ir contracorriente y ser inflexible en buscar la forma más amable de entrenar a perros, pudiera cabrear tanto a gente que teóricamente quiere a los perros…»

Santi Vidal



Esta frase de Santi Vidal refleja a la perfección lo que nos ocurre numerosas veces: propones un método amable para convivir con los perros y eres criticado, minusvalorado y despreciado. Podría entenderlo si no fuese porque algunas de las personas que critican y desprecian se consideran animalistas, aman a sus perros y están en contra del maltrato.

A veces, me autoanalizo para ver qué errores pude cometer cuando propuse un método amable. Sé que fueron muchos, quizás me mostré inflexible, fui duro, me faltó tacto, pretendí demasiado, usé un lenguaje poco correcto… pero fueran cuales fueran los errores, el mensaje siempre fue: «se puede convivir con un perro sin crear conflictos con él» y jamás creí que ése mensaje pudiese cabrear tanto a amantes de los perros.

Cuando te adentras en el mundo de la psicología, empiezas a observar que el cerebro dispone de mecanismos que nos intentan defender ante cualquier agresión, sea cierta o imaginaria, son mecanismos de autodefensa que nosotros no controlamos.

Cuando hemos utilizado métodos punitivos para intentar educar a nuestros perros, la mayoría de las veces por no conocer otra forma de hacerlo y viene alguien y nos dice que eso no está bien, podemos actuar de dos formas:

Aceptándolo porque admitimos que no lo estábamos haciendo correctamente, que no sabíamos hacerlo de otra manera y descubrimos que hay una forma de educar sin incurrir en el castigo. Nos reconforta saber que podemos ayudar a nuestros compañeros caninos, pero nos entristece no haberlo hecho antes. En ocasiones nos derrumbamos moralmente por el daño que hayamos podido causar y el cerebro nos puede ayudar a liberar esas emociones mediante el llanto.

Poniéndonos en contra. Nuestro cerebro nos defiende ante un ataque que pretende que nos derrumbemos moralmente. Busca estrategias para no sucumbir:

  • utilizamos frases como «una torta a tiempo soluciona muchos males…», «ahora ya, no se va a poder tocar a los perros», «he probado todo», «yo utilicé esto del positivo y no funcionó», «llevo 20 años haciéndolo así y no vas a venir a contarme tú…», «será que mi perro es tonto…», «con mi perro no vale…», «a mí me reñían de pequeño y funcionó», «¿qué daño va a hacer eso?»
  • nos cerramos en nosotros mismos y dejamos de escuchar o empezamos a hacer malas interpretaciones de todo lo que nos digan, sacamos defectos
  • nos ponemos de mal humor
  • pasamos al ataque directo: «no tienes ni idea», «eso es imposible», «eso es mentira», «es un payaso», «vas a saber tú, más que el de la tele…», «no has visto un perro en tu vida»… 



Otros factores que pueden influir en nuestra forma de actuar es la predisposición que tengamos a admitir nuevas formas de hacer las cosas, el caché, aval o encanto de quien nos lo cuenta, nuestro estado mental en ese momento, la compañía, nuestra capacidad de aprendizaje…

 
Sabemos que no siempre es fácil cambiar unas costumbres y que los de alrededor también las cambien. En infinidad de ocasiones sentimos que castigando conseguimos lo que queremos y es cierto, funciona, pero también es cierto que casi nunca sabemos relacionar otros problemas que surgen con los castigos. Otras veces cuesta entender que un perro no es ese ser perfecto que hemos dibujado en nuestras mentes o lo que nos han vendido en el cine o televisión, es un ser vivo y que, al igual que nosotros, tendrá algunos defectos y algunas virtudes.

Tampoco pretendemos ser más papistas que el Papa aunque pudiéramos parecerlo, cuando hablamos de castigo cero, ese es el objetivo que debemos marcarnos, pero en un momento determinado alguien puede perder la paciencia y soltar una voz, no es lo ideal, pero somos humanos y «errare humanum est».


 
Deberíamos hacer prevalecer nuestra ética por encima del éxito de ciertos métodos. Se lo pedimos a los domadores de circo, pero luego miramos hacia otro lado cuando el adiestrador canino le pone un collar de descarga, pinchos o ahogo al perro, o le da una patada. 

¿Tan fácil les resulta convencernos que una simple descarga o vibración en un collar no es mala con ese perro al que el simple hecho de dar una voz más fuerte que otra hace que se meta bajo una mesa y se eche a temblar? 

¿Nos creemos que nuestro gigantesco «rottweiler» quiere dominar a todo el universo conocido pero nos cerramos ante la idea de que pudiera tener miedo? 

¿nos gastamos felizmente el dinero en una cinta electrónica de andar para el perro, pero nos parece un despilfarro hacer un curso canino donde se nos muestre una manera amable de educar a nuestro perro y cómo conseguir un perro equilibrado y no un perro cansado como hará la cinta de andar?

¿No nos vamos a cuestionar qué tipo de profesional es el que nos dice que utilicemos una herramienta que hace daño y que se está prohibiendo en muchos países?

Lo diremos otra vez más, cada uno elige la forma de educar a su perro, pero antes que los mecanismos defensivos de tu cerebro se cierren en banda, esfuérzate un poco por conocer un método en el que puedas educar sin recurrir al conflicto.



CalmaDogs

6 comentarios en “Mecanismos de autodefensa”

  1. Muchas gracias por decir lo que pienso de esta manera. Por mucho que ya llevo tiempo trabajando en positivo con muy buenos resultados, me queda bastante para aprender. A ver cuando podre asistir en alguna de las conferencia de Santi, que tengo muchas ganas. Me pilla algo lejos (vivo en Asturias, Llanes) pero tengo la esperanza que un día me tocara.Saludos y otra vez gracias.

  2. ¿¡Una cinta electrónica para que el perro ande!? ¡¡Pero si la calle es gratis!!

    Yo llevo desde que mi Roni tenía 6 meses educándolo en positivo, y la verdad es que los resultados se notan mucho. Vale que no haga las cosas perfectas, o que por su personalidad me sea inviable enseñarle a ir sin correa (le gusta mil veces más que le persigan a que le de trozos de salchicha, yo ante eso me rindo), pero ¿y lo bien que nos lo pasamos en los paseos? ¿O lo ansioso que se pone cuando le doy una orden, y empieza a hacer todos los trucos que sabe con tal de oir «buen chico»? O la carilla de felicidad que pone cuando hace algo que me gusta, le digo que lo repita, lo repite, le felicito y ya lo ha aprendido para toda la vida…

    Al final lo importante es que la mascota y el dueño sean felices, porque eso crea un círculo vicioso de dueño feliz => perro se pone contento => dueño se pone más feliz => perro se alegra de que el dueño esté más contento… que, sencillamente, merece la pena vivirlo.

    1. Me ha gustado mucho tu comentario y el párrafo final me ha encantado. Esa es la verdadera esencia. 🙂

  3. Gracias por tu comentario. He tenido unos dias un poco decaida y dudosa, tengo una cachorra pastor australiano ovejero, es muy lista y noble, la familia de mi esposo me ha criticado que porque la ven muy calmada y le faltaba jugar agresivo. ellos tienen un rottweiler cachorra y se comporta diferente, y juegan brusco con ella. apenas dos meses y ya muerde un poco. Le dicen a mi marido que el debe jugar pesado con ella para que aprenda. Que si no se volverá miedosa.. pero yo no quiero al rato que se vuelva incontrolable a mi me encanta su cáracter noble, no la veo sumisa, por la raza he leido que con extraños al principio son reservados, pero no sé, si me estaré equivocando en algo. Yo creo que cada perro es distinto..

    1. Rocío, una de las principales cosas que NO se deberían hacer con un cachorro es sobreexcitarlos. Si tu cachorra está calmada eso es que seguramente lo estés haciendo muy bien.

      Un cachorro tranquilo y que esté bien de salud estará más predispuesto a aprender del entorno, a asimilar lo que vea, escuche, huela… aprenderá más y mejor. El juego es bueno, pero no debe ser excitante. Los cachorros ya traen de serie excitación porque todo es nuevo para ellos, no debemos darles más «cuerda».

      Es más que posible que un cachorro que se sobreexcita demasiado en esa etapa presente algún problema de adulto.

      Eso sí, no hay que confundir jamás, perro tranquilo con perro cansado así como tampoco perro calmado con perro aletargado.

Los comentarios están cerrados.

Este sitio web utiliza cookies para que usted tenga la mejor experiencia de usuario. Si continúa navegando está dando su consentimiento para la aceptación de las mencionadas cookies y la aceptación de nuestra política de cookies, pinche el enlace para mayor información.

ACEPTAR
Aviso de cookies
A %d blogueros les gusta esto: