Buenos resultados

En el mundo de los perros, del adiestramiento, la educación, deporte y otras disciplinas, hay quien mide los logros por el «RESULTADO».

Esto de los resultados puede generar mucha controversia. No siempre estoy de acuerdo con esa mítica frase que dice «el fin justifica los medios» y mucho menos cuando hablamos de seres indefensos.

Los resultados pueden ser importantes, pero lo es tanto o más, la forma en que se consigan dichos resultados.

Si fuese por resultados obtenidos, tendríamos entonces que aprender de los domadores del circo. El resultado que obtienen con sus animales roza lo imposible y nos deja perplejos, pero ¿qué podríamos decir de los medios que utilizan para lograrlo? Lo que se cuece entre bambalinas, la cruda realidad, es muy dura en muchas ocasiones: animales privados de agua y comida, malos tratos, abuso físico y mental… todo ello con el fin de dar un espectáculo, con el logro de un RESULTADO.

Con nuestros animales domésticos ocurre igual, puede ser fácil que llegue un «domador» y consiga en un momento lo que no hemos sido capaces de realizar durante meses: que el perro tira durante el paseo… 3 tirones bien dados con el collar de ahogo y listo, que el perro se escapa o corre tras las gallinas o no responde a la llamada… 2 descargas con el collar eléctrico y listo… RESULTADOS rápidos, sin implicación y que, seguramente, nos dejarán perplejos.

Escuchar sobre métodos que utilizan el castigo de alguna manera el «a mí me funciona» sin pararse un momento a pensar ¿por qué funcionó? denota cierta irresponsabilidad por parte de un profesional y seguramente desconocimiento por parte de un usuario.

A tiger leapes through a flaming ring of fire

Son los propietarios los que siempre decidirán si lo que quieren es un espectáculo de circo, una doma donde se tenga que estar siempre controlando al perro, forzando, donde haya que causarle temor o si por el contrario, quieren aprender a convivir con sus perros de una forma donde el respeto y el entendimiento sean los pilares de una buena relación.

Me quedo con una frase:

Al forzar a un perro se renuncia a la creatividad, cualquier burro sin técnica lo puede hacer, no hace falta constancia (como su nombre dice, solo hace falta ser más fuerte que el sometido/forzado) y por supuesto, el abusador está dejando de lado el respeto por el perro y tampoco se pone en su lugar.

Yo intento según estos argumentos por ética y por fidelidad a mis principios no forzar nunca a los perros. Intento y consigo que parezca que la idea fue del perro y él elige la opción que yo quería. Mi trabajo es el arte de aumentar la probabilidad de que elija la opción correcta y disminuir la probabilidad de que suceda la incorrecta.

Santi Vidal

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