Algunos propietarios, hartos de que su perro (normalmente un cachorro) muerda y rompa las correas de nylon o piel, deciden adquirir correas de cadena metálica.
No es una buena idea, ya que se corre el riesgo de que el perro se deje algún diente o algún colmillo en los eslabones al intentar morderla.
El hecho de que un perro muerda la correa puede ser debido a distintos factores: juego reforzado, instinto de sacudir a una presa, pero sobre todo, por efecto de la ansiedad (cuando salimos a la calle, cuando volvemos a casa, cuando hemos estado un rato parados y nos volvemos a poner en marcha, tras saludar a un perro…).
Dependerá del perro cómo podamos trabajar esa situación: algunos atenderán a refuerzos positivos, a otros valdrá con ignorarlos haciendo otra cosa, a otros poniendo la mano para que no puedan morder la correa, con otros habrá que recurrir a una correa de cable de acero enfundada para que no puedan romperla por el momento… pero sobre todo, SE TRATA DE NO REFORZAR ESE ESTADO DE EXCITACIÓN y que el perro pudiera creer que es un juego, o mediante gritos, chsss o enfado, consiguiendo así poner aún más nervioso al perro y lograr el efecto contrario al deseado.