La elección de una educación

Tras escuchar una entrevista a un «personaje del mundo del perro» que denostaba, con gran desacierto, la educación canina en positivo así como la etología, intentaremos aclarar algunas ideas.


El propósito de muchos adiestradores «de la antigua escuela» es difamar la educación canina en positivo. Decir que consta en repartir salchichas o premios sin control, confundir y maltinterpretar terminologías, engañar diciendo que los problemas de largo recorrido se solucionan en cuestión de minutos, intentar convencer que tirones y toquecitos no significan castigo, explicar «la mamá natura» a su antojo, afirmar que los perros son irracionales, que necesitan líderes, que el humano ha de comportarse como un «alfa», que los collares de pincho no hacen daño… argumentos que se dicen y contradicen con el único propósito de defender un «status quo».


Nosotros apostamos por el sentido común aplicado a la educación canina ¿por qué vamos a utilizar una herramienta que puede causar dolor si podemos conseguir lo mismo sin dañar? ¿Queremos soluciones rápidas a corto plazo o preferimos realizar un trabajo que a largo plazo nos dará mejores resultados?

Cuando trabajamos con un perro, al igual que pasaría si estamos intentando aprender algo, podemos optar por distintas opciones:



Opción A). Podríamos memorizar las preguntas y las respuestas del examen.
Opción B). Podríamos aprender la materia y así deducir las respuestas a cualquiera de las preguntas.

La opción A es rápida, apta para casi todos los públicos, el único esfuerzo que requiere es memorizar, no hay que deducir ni pensar nada y nos funcionará siempre que tengamos todas las preguntas y respuestas.

La opción B es lenta y tediosa. Requiere de mucho más esfuerzo, porque hay que memorizar, pero también deducir y pensar. Con esta opción estaremos preparados para cualquier pregunta del examen.

Con los perros pasa igual, podemos buscar la causa de un comportamiento, trabajar para minimizar el causante o detonante, hacerles entender que un comportamiento no es el correcto ofreciéndole alternativas, enseñándoles que otras cosas nos gustan más, que no es necesario que realice eso. Haciéndolo bien eliminaremos la causa y conseguiremos un perro equilibrado.

O podemos eliminar el comportamiento de forma rápida y tajante «diciéndole» al perro que si hace ese comportamiento que no nos gusta, lo que ocurrirá a continuación no va a ser nada bueno. Ese «nada bueno» puede tener una escala en la que partamos dese un grito, un susto, hasta llegar a un golpe, un toque, un tirón o un giro alfa. Haciéndolo bien se eliminará el problema, pero la causa seguirá ahí.

Somos los humanos los que decidimos qué es lo mejor para nuestros perros, lamentablemente los perros no tienen elección.

Habrá quien sepa vendernos que un collar de pinchos o castigo se llama collar de adiestramiento y no hace ningún daño y que es una herramienta maravillosa en manos de un experto como lo son los collares de ahogo (educativos) o los cordinos. Otros dirán lo mismo del collar eléctrico y nos intentarán vender que son descargas flojas que al perro no le dañan y que en manos expertas funcionan estupendamente. Estas personas se respaldarán en personajes televisivos o de cierta fama mediática e incluso en las fuerzas de seguridad del estado o escuelas de adiestramiento y que intentarán dejar a los que trabajamos por un trato mejor y por eliminar el uso de herramientas aversivas, como a un grupo de hippies animalistas que humanizamos a los perros.



Muchísimos de los que ahora defendemos un trato amable ya pasamos por el adiestramiento tradicional, utilizamos, hace ya tiempo, collares de pinchos, otros de ahogo, seguramente algunos utilizaron collares eléctricos, toquecitos, los famosos «chsss» y «¡no!», correcciones y tirones de todo tipo. Nadie nace enseñado y si lo que más ves o lees te dice que es así, en un principio llegas a creerte que debe ser así.

Pero en ocasiones aparece el sentido común, ese que nos dice que algo no está bien. Te das cuenta cuando corregías un comportamiento y aparecían otros iguales o peores, que había perros a los que podías reñir cien veces y no había manera, otros a los que había que elevar la intensidad del castigo hasta límites que ya entraban a formar parte de un maltrato sistemático, perros que vivían siempre en un estado de miedo continuo y que no ofrecían nada. En ese momento te dabas cuenta de que algo no estaba funcionando, que esa apariencia feliz de tus perros no era más que un síndrome de Estocolmo. 

Entonces buscas opciones en las que educar a un perro no suponga estar como un sargento de los marines y la encuentras. Empiezas a ver los resultados que consiguen gente del panorama internacional como Turid Rugaas, Kay Lawrence, Terry Ryan, Mary Ray lees autores como Ian Dunbar, Jean Donaldson, James O’Heare, Karen Pryor y buscas en España y encuentras a buenos profesionales que te demuestran que se puede. Que se puede educar y corregir conductas en un perro sin tener que utilizar la fuerza ni herramientas aversivas, que puedes mejorar la relación con los perros, dejar de tener un robot para tener un amigo. Personas que apuestan por un lenguaje canino lejos de las teorías mal atribuidas a perros sobre dominancias y jerarquías.

Y es en ese momento cuando te echas las manos a la cabeza y te preguntas ¿POR QUÉ? ¿Por qué les hemos y les seguimos haciendo tanto daño a unos animales que sólo quieren colaborar con nosotros, que todo en su vida es agradarnos y ser nuestros fieles compañeros? ¿Por qué seguimos los humanos inventando herramientas dañinas para someterlos? ¿Por qué buscamos la perfección en nuestros compañeros caninos, si nosotros estamos muy lejos de ser perfectos?

Nosotros ya hemos apostado por una educación canina en la que no exista el castigo ¿y tú?

19 comentarios en “La elección de una educación”

  1. Este post es de lo mejorcito que he leído en mi vida. Enhorabuena por pensar así y escribir tan claramente cómo y porqué algunos, nos regimos por el trabajo en positivo. Nadie nace aprendido… Pero todos tenemos la capacidad de aprender… Olé! 🙂

  2. Me has emocionado. Has descrito fases de mi vida que me cuesta mucho superar, sobre todo ahora que he comprobado con la mejoría de mis tres perros, cómo el sentido común, ese chivato interior que nos hace sentir mal, tenía razón y me obligaba a seguir buscando.
    Muchísimas gracias desde la estructura pasando por la forma y por supuesto llegando al meollo, por este artículo.
    Muchísimas gracias por la educación canina en positivo!
    POR EL RESPETO

  3. Muy buen articulo y mejor explicado de lo que haría falta para que cualquier persona con un mínimo de razocinio se diese cuenta de como no debería tratar a los perros si quiere tener un vinculo con su compañero en lugar de ser un tirano a ojos de el. Me habría gustado haberlo leído cuando yo tampoco tenia ni idea y pensaba que la única manera de adiestrar a los perros era el adiestramiento tradicional, por que habría cambiado el chip antes

  4. Genialmente explicado. Cuando empece a oír lo del adiestramiento en positivo me resistía a creerlo y no lo tenia claro, empece a ver resultados y me gusto, pero lo que de verdad me hizo cambiar definitivamente fue la mirada del ultimo perro al que di un tirón con un collar de castigo y me di cuenta en su mirada del miedo y el dolor que estaba causando y de que a eso no se le podía llamar educar sino domar, ese día guarde el collar para siempre y empece a formarme de nuevo como verdadero educador canino. Hoy en día (después de muchos años trabajando en esto) he hecho un montón de cursos (y mas que seguiré haciendo) y seminarios para reciclarme y aprender lo máximo posible para educar sin que me teman ni causar dolor y haciendo que los dos disfrutemos del entrenamiento y las clase y también para demostrar a muchos compañeros que no pasa nada por rectificar y evolucionar como persona y profesional. Gracias por el articulo, fantástico. Un abrazo.

  5. No puedo estar mas de acuerdo. Desde la primera vez que vi un programa de esos de adistramiento canino en tv, no me gusto. Ni el trato ni las formas. Si enseñan alguna cosa buena si, pero no me convence. Mi perra es feliz, nunca ha llevado collar estrangulador, ni la he levantado la mano. Y si, ha roto cosas y se ha hecho pis en casa, pero ha dia de hoy, (tiene solo 7 meses), es una perra extra feliz, super obediente, y lo único que destroza son sus juguetes. Y todo con paciencia y dedicación.

  6. Yo hace tres meses que adiestro en positivo a cachorro tiene ahora siete meses y empezo desde los tres neses y medio. Todavia no me dejo de sorprender de las cosas que logra pero todavia falta muchisimo por aprender y yo estoy totalmente en contra del adiestramiento con tirones de correa porque lo vuelve al perro inseguro al punto que no sabe como reaccionar si no tiene su correa .

  7. me a gustado mucho yo tengo un cachorro de tres meses y cuando no le dejo ir donde el quiere se me revuelve a morderme y me a mordido es la primera vez que tengo perrito asi que me esta costando no se muy bien como enseñarle que no me muerda asi que con mucha paciencia se que lo conseguire

  8. He intentado ambos metodos con mi perro, sin más, sin previo aviso se lanza hacia cualquier persona que cruce por mi lado andado, y nada me da resultado

    1. ¿Ambos métodos?

      Una de las cosas que se han de hacer cuando se quiere empezar a modificar una conducta es un tratamiento «holístico», es decir, deberemos tratar de mejorar todo lo que podamos y que sepamos que de alguna manera puede afectar al comportamiento del perro. Si durante un tiempo se ha condicionado al perro ahora deberemos darle la vuelta a ese «condicionamiento» y esa tarea puede suponer tiempo de trabajo. También está el recuperar la confianza perdida del perro así como observar muchos más factores (estado general, problemas articulares, etc).

      Si sabemos por qué razón el perro se lanza hacia cualquier persona que se nos cruza podremos trabajar sobre esa causa. No es cosa de tratar únicamente el síntoma observable, hay que tratar la causa que origina ese síntoma. No es lo mismo que se lance a saludar a que se lance a atacar, pero hay que tener claro que sea la razón que sea la que le hace realizar ese comportamiento, hay un problema de fondo y ese problema no se soluciona ni añadiendo miedos ni castigos. Es un proceso que, dependiendo del perro, del propietario y de los factores ambientales que puedan interactuar llevará más o menos tiempo.

      Cuando escuchamos la frase «he intentado» lo primero que preguntamos es: ¿durante cuánto tiempo lo ha intentado?

  9. Increíble el artículo, tengo un cachorrito desde hace 2 días y me ha parecido de lo más interesante el método, la verdad que no lo conocía. Nuestro perrete, Taco, nació el 21 de marzo, podríais orientarme sobre que tipo de premios son más apropiados para su edad?
    Muchas muchas gracias por vuestras palabras!!

  10. Muy buen artículo. Yo me empecé a interesar por la educación canina porque miraba el programa de Cesar Millan y como no, quise ponerlo en práctica con mis perros, y que gran error.
    Me siento fatal por mi perro, que ya no está con nosotros y no pude ayudarle como se merecía. A mi perro lo llevábamos con un collar de ahogo, realmente no se por que, simplemente le compraron ese. En su momento no sabía nada sobre educación. Mi perro ‘marcaba’ a otros machos y yo le corregía con tirones, no, chss, los únicos ‘consejos’ que me llegaban. Por suerte seguí leyendo e informándome y me di cuenta de que lo estaba haciendo todo mal. Cambié ese collar por uno de nylon para él y otro para mi perra. En su último cumpleaños le regalé un arnés (y otro a ella) para que estuviera más cómodo en los paseos, solo con eso noté que durante los paseos iba más relajado. Por desgracia no tuve tiempo de poner en práctica nada más, ya que surgieron problemas de salud y tuvimos que dormirle este verano. Me arrepiento muchísimo de no haberle podido ayudar, de no haber entendido todo lo que me decía. Lo siento Blacky :'(
    Mi otra perra tiene muchos miedos, y con esas técnicas lo empeoré todo aún más. Ahora tenemos que trabajar mucho para arreglar todo eso, mi perra estaba tan estresada que ni siquiera aceptaba premios si estábamos en la calle, no ‘escuchaba’, estaba demasiado nerviosa como para pensar. Parecía que estaba super bien educada porque no hacia nada, pero lo que pasaba es que se encontraba en una situación incómoda. Aún nos queda mucho camino hasta que vuelva a confiar en ella misma por completo pero ahora se que vamos por buen camino. Antes teníamos que cambiar de acera si venia un perro de frente, aunque fuera 10 veces mas pequeño que ella, ahora puede pasar sin problemas (la mayoría de veces). Ahora acepta premios incluso del veterinario, aunque se sigue mostrando miedosa en la consulta.
    Hace poco introducimos un cachorro en casa porque ella se había criado con el otro perro, para que no estuviera tan sola. En parte me reconforta saber que con el cachorro estoy haciendo las cosas bien, y que no cometeré los mismos errores que tuvieron que aguantar mis perros.

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