El abaratamiento de la tecnología ha provocado que muchos accesorios desarrollados para influir en el comportamiento de los perros estén al alcance de cualquiera.
Buscando bien por internet, por menos de 100€ ya podemos adquirir collares de descargas eléctricas, collares de ultrasonidos o de citronela. Les llaman collares educativos, antiladridos y otras muchas denominaciones que la ingeniería del márketing utiliza para camuflar, a los ojos de los posibles compradores, su verdadero funcionamiento.
Estos productos suelen venir con un pequeño letrero en la caja que dice que deberían utilizarse por «profesionales cualificados», avisos tan ingenuos como los que se ponen en los letreros de los programas de televisión en los que se avisa que «esto no se haga sin la presencia de un profesional»… en fin, vaya tontería porque, salvo en neurocirugía, somos unos grandes expertos en todo lo que se nos ponga por delante. En el paquete, se incluye un pequeño manual, en el que se limitan a explicar como cambiar las baterías, las distintas posibilidades de regulación de intensidad y que está fabricado conforme a las normas de la CE.
Algunos pueden incluir en letras muy pequeñas algunas advertencias como:
- Antes de la colocación del collar electrónico, es recomendable hacer examinar a su perro con el fin de comprobar que no hay contraindicaciones.
- Bajo ningún concepto hay que colocarle el collar a un perro de salud delicada (problemas cardíacos, epilepsia u otros) o problemas de comportamiento.
- Tiene usted que comprobar regularmente el cuello de su perro ya que los roces de los electrodos pueden provocar irritaciones. En ese caso, usted debe retirarle el collar hasta su completa desaparición.
- Es necesario un periodo de adaptación al collar: al principio colóquele el collar cuando usted vaya a salir pero sin ponerlo en marcha.
Los partidarios de la utilización de estos instrumentos cuentan maravillas de su efectividad, de la rapidez con la que el perro «aprende» y de lo nocivos inocuos que son. Rápido y efectivo, dos adjetivos con los que «le venderían un flotador a un pato».
Otros dirán que a «a grandes males, grandes remedios», esos mismos que de disponer de un portaaviones lo utilizarían para pescar carpas en un pantano.
Ahora, vamos a intentar explicar cómo trabajan estas herramientas.
Collar eléctrico.
Este dispositivo cuenta con varias intensidades, los hay que emiten un pitido en forma de aviso antes de la descarga y que posteriormente se puede anular la descarga dejando solo el pitido. Otros vibran antes y al igual que con el pitido, la descarga puede ser discriminada.
Hay quien los prueba y dice que no es para tanto… obviamente es difícil probarlo en igualdad de condiciones que un perro, pues ningún humano, de los que se atreven a probarlo, pesa 30 o 40 kilos y lo hacen descalzo o mojado.
La teoría de su funcionamiento es la siguiente: si el perro realiza un comportamiento no deseado, rápidamente pulsamos el botón, el collar pitará o vibrará y realizará una descarga eléctrica, de mayor o menor intensidad según hayamos programado el dispositivo. El perro será el que reciba, en sus propias carnes, sin saber de dónde le viene ni porqué, la descarga. La repetición de esto en la misma situación hará que, por asociación negativa, el perro evite repetir esa situación o conducta.
El perro EVITA porque siente DOLOR y PÁNICO, dejémonos de milongas, no hay otra razón ya que no se ha motivado un aprendizaje como tal.
Evidentemente y sabiendo que los perros se pueden autorreforzar por muchísimas cosas, que su capacidad de observación es grande y que al igual que unos perros ante una situación que les desconcierta huyen y otros atacan… ya podríamos empezar a intuir y cuestionar la efectividad y los problemas que se pueden derivar del uso del collar eléctrico.
- Nosotros pulsamos cuando el perro hace un comportamiento que no deseamos pero ¿hay algo en el entorno que no contemplamos y pudiera añadirse como condicionante al perro? Asociación equivocada.
- Aunque estemos a distancia, el perro puede relacionar las descargas con el guía ¿no afecta eso al vínculo y a la relación?
- Habrá perros que ante el dolor y desconcierto decidan revolverse e intentar agredir o que creen una asociación negativa con algo que estuviese próximo (otros perros, niños, etc). Aumento de agresividad o inhibición de avisos previos a la agresión.
- Desconcierto y dolor generarán estrés. Cada perro lo gestionará de mejor o menor manera, pero hay que contar con una nueva fuente de estrés. Ansiedad generalizada.
- Dolor. Estas herramientas están diseñadas para causar daño, que no nos intenten convencer de otra cosa.
- No son educativos, por mucho que nos los vendan así. No educan, provocan miedo y se dejan de hacer las cosas por miedo, para evitar un dolor.
- La sustitución de la descarga por una vibración o pitido no sustituye la descarga en el cerebro del perro. Sigue provocando la misma sensación. Condicionamiento clásico.
- Facilmente podemos llevar a un perro a indefensión aprendida.
Collar de ultrasonidos.
Este dispositivo trabaja en una frecuencia de sonido poco o nada perceptible por los humanos pero que causa molestias al sistema auditivo de los perros. No les afecta a todos los perros por igual, de ahí que no sea efectivo en algunos casos. Se suelen vender como dispositivos antiladridos (bark stop). Los hay con mando remoto y los hay que funcionan de manera autónoma al escuchar el ladrido. Esta última opción es de locos, imaginemos a un perro tranquilo que tenga cerca a un perro ladrador. Últimamente se tiende a sustituir los collares de descargas eléctricas por los de ultrasonido ya que dan la sensación de ser menos dañinos y también parecen tener efectos mágicos sobre algunos perros. Siento decirles que SON DAÑINOS, que están diseñados para emitir sonidos en una frecuencia que moleste al perro y es esa molestia la que le condiciona.
Los problemas que se pueden derivar del uso de estos collares son los mismos que con los eléctricos de descarga además de poder dañar los oídos.
Collares de citronela
Expulsan un spray de citronela que molesta al perro. Hay algunos casos en los que el spray causa reacciones alérgicas. En algunos perros no es efectivo como castigo ya que el olor no les resulta molesto. Su método de funcionamiento es más de lo mismo, CASTIGO POSITIVO y sus efectos derivados los mismos que para el collar eléctrico.
Nosotros somos educadores en positivo y estamos en contra del uso de estas herramientas, otros educadores las defenderán e incluso se considerarán expertos en su manejo al igual que otros defienden el uso de collares de pinchos o collares de ahogo.
Entendemos que son tan dañinas para los perros como los collares de ahogo o de pinchos por mucho que quieran maquillarles el nombre y denominarlos «collares educativos», «collares de adiestramiento» e incluso «collares profesionales». Con estos dispositivos no se educa, se doma, pero como siempre, la última palabra la tiene el guía o propietario del perro, él es quien decide qué método utilizar con su perro.
Pero no intentemos autoconvencernos que recurrir a estas herramientas es la única opción y que se hace para evitar un mal mayor… no nos engañemos, la falta de paciencia, observación y querer resultados rápidos son un plato exquisito, pero deberíamos valorar muchas más cosas, y sobre todo pensar en no causar ningún daño o malestar a nuestros perros.
Proactividad, intentar descondicionar, evitar durante un tiempo los momentos o entornos causantes de la reacción por parte de nuestro perro e ir haciendo un trabajo de desensibilización. Con algunos perros será sencillo y con otros será un trabajo duro, pero conseguiremos que el perro aprenda, que tenga autocontrol y podremos divertirnos, ambos, durante el proceso de aprendizaje, algo muy diferente a un aprendizaje condicionado por un dolor y un daño psicológico.
Cada día más personas ven como algo aberrante el uso de collares de pinchos o el hecho de pegar o de rebozar el hocico del perro en un pis o una caca. Estamos seguros que dentro de poco, se rechazarán, de igual manera, los collares de ahogo y los collares eléctricos. Tiempo al tiempo.
Nunca hemos tenido perros, hasta hace año y medio. Guiandome más por el corazón que por la razón? llegó a mi vida una perra desechada para la caza de unos 3 años, este verano nos llegó una cachorra de carea desechada para su labor de pastoreo…. Cuando las dejo sueltas en el campo no vienen, les pierde correr a su bola. Yo lo paso fatal temiendo mil peligros y todo el mundo, todo el mundo nos aconsejan los artículos mencionados, yo me niego, no sé lo que me costará… La gente puede ser tan pesada y «experta» en todo que la verdad estoy cansada. Asi que voy a guardarme este post y cuando me vengan con la cantinela se lo compartiré en facebook a ver si así nos dejan tranquilas. Gracias por tan valiosa información.