«Mi perro me entiende cuando le corrijo y además sabe que lo está haciendo mal…»
Eso es algo que escuchamos, vemos y leemos constantemente. A veces es complicado hacerle entender a alguien que en el 99% de las veces el perro no sabe qué le estamos diciendo, no entiende nuestro idioma, no conoce nuestras, a veces, estúpidas reglas y eso sin contar la cantidad de veces que podamos contradecirlas.
1. Si nuestro perro entendiese cada vez que le regañásemos, no tendríamos que estar haciéndolo constantemente como realmente ocurre. Hay quien lleva «chistando» al perro durante toda la vida de éste y va por la calle como un tren a vapor, «chsss, chsss, chsss» con lo que le está inhibiendo cualquier iniciativa que pueda tener el perro (buena o mala).
2. Cada vez que regañamos al perro, éste ya no sabe qué hacer, siente miedo, se asusta, nunca se le ha enseñado qué está bien y qué no lo está, únicamente se le riñe cuando no se comporta como nosotros queremos, pero sin haber sido jamás capaz de mostrarle cuáles son nuestros criterios en lo relativo a un buen comportamiento. Así no conseguiremos ser un referente, más bien todo lo contrario, el perro nos tendrá como un ser imprevisible al que le tiene miedo y pensará que siempre estamos enfadados.
3. El «chsss», el «no», el «eyyy», el «¡qué te he dicho!», es, por lo general, un anticipo a algo malo que puede suceder a continuación: un tirón de correa, un «toquecito», una reprimenda mayor, gritos…
4. Como la corrección que utilizamos está asociado a algo molesto para el perro, se terminará convirtiendo en un condicionamiento clásico. Es por eso que el perro deja de hacer lo que esté haciendo cuando le hacemos «chsss», «¡nooo!», pero no ha aprendido que eso no debe hacerse, simplemente siente miedo. No ha aprendido ni le estás enseñando nada.
Es curioso observar en un parque el constante «chsss» a muchos perros por parte de sus propietarios (si tira de la correa, si quiere oler algo, si se quiere acercar a otro perro o persona, si ladra, si se excita, si se para, si cambia de dirección, si no da la pata a la «orden»…) hay veces que en 10 minutos puedes contar 40 «chsss» pero curiosamente, sus dueños, creen que sus perros les entienden (me imagino que también creerán que su perro es sordo, porque cada vez hacen el «chsss» más fuerte).
También es curioso observar cómo mucha gente comienza a hacer los «chsss» únicamente en presencia de otras personas, dando la sensación que lo que pretenden es mostrar ante la sociedad a un perro «educadísimo» (a su manera) y no nos olvidemos que un perro educado es aquel que nos permite estar con él sin tener que estar constantemente pendiente de lo que hace.
Y lo más curioso es observar, con el tiempo, como en la mayoría de las ocasiones la frecuencia y el volumen de las correcciones verbales aumenta.
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Es muy complicado mantener la calma cuando presenciamos un mal comportamiento |
Entendemos que los propietarios no corrigen a sus perros con la intención de molestarles, todo lo contrario, aman a sus perros y les fastidia en mayor o menor grado que el perro no haga caso o se comporte de manera incorrecta. Creen que una pequeña corrección verbal no hace daño, que no es para tanto y que es la única forma de hacerle entender que algo está mal, pero dependiendo de qué perro y qué circunstancias puede ser bastante más dañino de lo que pudiésemos intuir y el problema se agrava cuando esas correcciones verbales toman el día a día y se convierten en una constante continuada en la vida del perro.
Cada vez hay más gente que va entendiendo que las correcciones no funcionan igual en los perros que en los humanos, que afectan a su equilibrio emocional, dañan el vínculo, la confianza y que hay muchas formas amables, quizás algo más complejas que regañar, con las que enseñar a un perro nuestras reglas de convivencia.
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Excelente, te estás convirtiendo en MI GRAN REFERENTE!!!!
guau! 😉
He conseguido más de mi perro con refuerzo positivo que con reprimendas. Lo que es complicado de entender para muchos es que el perro refleja nuestro estado de ánimo y diciéndole que se calme estando uno mismo en estado de cólera pues… El encantador de perros ha hecho mucho daño.
Cuando veo gente con perros que tiran llevando collares de pinchos/ahogo me gusta enfatizar la habilidad que tienen mis perros de pasear con la correa floja, porque llevan un arnés y la gente se piensa que con arnés el perro tira. Pues si no le enseñas a pasear el perro hará lo que ha hecho siempre, un collar de pinchos no sirve de nada, el perro se acaba acostumbrando y tira lo mismo o más. Además crea asociaciones negativas sin que el dueño se entere, luego se preguntarán como es que el perro ha empezado a ladrar a los cochecitos de bebe, a una hoja que cae de un árbol o cualquier ‘tontería’.
También suelo practicar «órdenes» en lugares públicos solo con gestos, miradas o susurrando (hacemos proofing en todos los sitios a donde vamos); posiblemente nadie se fijará en mi, pero a lo mejor alguien me ve y me pregunta como es posible que me hagan caso sin gritar… La gente se sorprende de lo ‘bien educados’ que están mis perros (y se que tienen problemas), que si son muy tranquilos, etc.
Después de probar diferentes métodos he llegado a la conclusión de que lo mejor es tratarlos con respeto y amabilidad, comprender sus límites y no obligarles a nada. No se que manía tiene la gente de gritarles para que hagan trucos, si tienen un oído muchísimo más desarrollado que el nuestro -_-