Desde siempre ha habido engaños, pero da la sensación que ahora estamos desbordados. Recuerdo cuando era pequeño que en algunas revistas aparecía una sección de productos con los que alucinaba. Era esa sección donde aparecían artilugios propios de una película de James Bond (gafas con rayos X, un aparato que permitía escuchar a larga distancia, otro para ver…) y que se podían pedir a contra reembolso. Por suerte mi madre y mi padre me dijeron que me dejase de tonterías. Suerte que tuve, porque eran un timo hasta para la imaginación de un niño.
Aquello quizás me sirvió para cuestionarme ciertas compras, sobre todo de “productos milagro” y también para leerme hasta las etiquetas del gel de baño. Me convirtió en el escéptico que soy ahora. No sé si esto es bueno o malo, pero al menos, hasta la fecha, he evitado y he podido advertir de ciertos timos.
Como suele ocurrir, el mundo del perro no podía estar exento de estos timos y productos mágicos. Hace poco me saltaba un anuncio en Facebook de un dispositivo para que el perro deje de ladrar y que incluso sirve para alejar a perros peligrosos. Como dicen los manchegos, me quedé picueto y como no podía ser de otra forma dediqué los 30 segundos de rigor a investigar semejante hallazgo.
En el anuncio del milagroso dispositivo se puede leer:
Analizando un poco los primeros párrafos ya me echo las manos a la cabeza. En primer lugar por su mala redacción, lo que me hace dudar bastante del vendedor y en segundo por el contenido: “Vuestro perro tiene que entender que no se necesita ladrar con ninguna razón”. Joer, eso me habría resultado chocante hasta cuando no tenía ni puñetera idea de perros. Pero oye, lo del mando a distancia para el perro mola. Vamos, que si con mi pequeña loca «Chanel» le pulso el botón de stop del aparato y se para, eso no estaría pagado con dinero alguno. ¡Me pido 100 de estos!
Pero vamos a seguir desgranando el anuncio:
“Manera pacífica y respetuosa”… eso mola, no sé como coño lo hará el aparato, pero si dicen que es pacífico y respetuoso yo me lo creo.
Y lo de “puede calmar al perro de sus vecinos”… supongo que el anunciante no conoce a las perras de mi vecina, de otra forma no se le ocurriría decir esto sin exponerse a una denuncia por publicidad engañosa.
No obstante sería curioso encontrarme a alguien con ese aparatito detrás de la puerta intentando educar a mis perros. Bueno, lo realmente curioso vendría después, justo cuando se come el aparatito con la pila de 9v incluida.
Sigamos.
Ejem, ejem… frecuencias auditivas que solamente su perro puede entender… supongo que le susurran al oído “chico, sé bueno y deja de ladrar para no molestar a estos pobres humanos” y luego dice no sé qué de estudios científicos de mis cojones en bata o algo así. Lo raro es que no hayan puesto alguna foto de algún doctor random de la Universidad de Pleanville.
Lo de los 25 metros de radio mola, sobre todo y si funciona, que eso es cuestionable, para sembrar el caos en el parque canino, en una expo o en un paseo de socialización de tu más directa competencia (ya salió mi diablo interior, el que me susurra al oído, mediante ultrasonidos que solo yo puedo escuchar, las mejores ideas).
El último párrafo, donde pone eso del “casi todo tipo de perros” lo llamo yo curarse en salud, aunque debería ser más explícito: perros sordos, qué pasa con los epilépticos, con los que tengan algún problema cardíaco, etc., aunque eso ya sería pedirle peras al olmo.
Y ahora en serio: ¿somos tan tontos para creernos lo de este cacharro ultrasónico? Porque entonces nos lo deberíamos hacer mirar con las fantásticas gafas de rayos X.