3 artículos sobre perros en la última semana y en diferentes medios me hicieron llevarme las manos a la cabeza.
El primero: “Cuántas veces al día tengo que sacar de paseo al perro” en el Huffingtonpost nos sugería cosas como “la inundación”, es decir, si tenemos un perro con problemas en la calle, sacarlo más tiempo en lugar de hacerlo poco a poco, algo que, pese a que puede dar resultado con algunos pocos perros, lo normal es crear mucha más ansiedad y un pánico mucho más duradero. También nos dice textualmente “si es un Yorkshire pequeñito, por ejemplo, con dos carreras por el pasillo de casa detrás de un juguete basta para ejercitarse”.
Me parece que intentar clasificar los perros por tamaño y de ahí deducir sus necesidades de paseo es un error. Estoy harto de ver perros jóvenes, a los que aún no se le han terminado de formar su estructura ósea, sometidos a largos paseos porque son grandes, porque necesitan cansarse o porque se lo dijo el veterinario o leyeron un artículo como ese. El problema viene después, cuando empiezan a notar raro al perro y le detectan un problema de rodillas o de cadera y es entonces cuando toca operarlo y gastarse 1500€ en cada pata, pero claro ¿qué sabremos nosotros los que nos dedicamos únicamente a darles salchichas a los perros, verdad?
El segundo artículo: “Perros de trabajo, vidas al servicio de la sociedad, un vacío legal y un final incierto” en 20minutos nos habla sobre el futuro de los perros de trabajo (de la policía, guardia civil, salvamento) y de que hay una asociación que “ahora” se preocupa por ellos y por buscarles una familia.
Lo que me choca del artículo es que numerosas veces hablan de los problemas de miedo e inseguridad de esos perros, que con 8 o 9 años ya se jubilan. ¿Miedo e inseguridad? Sí, has leído bien, perros que resulta que lo mismo tenían que trabajar en un estadio de fútbol con 50.000 personas pero que tienen miedo a la gente. También leo que tienen muchos problemas para darlos en adopción porque es difícil encontrar una familia que pueda convivir con esos perros, la mayoría malinois o pastores alemanes de línea de trabajo y que son relativamente pocos sabiendo los números de perros que mueven las FFCCSE.
Y el tercer artículo, que es para mear y no echar gota: “Características de un perro dominante o líder” de OK Diario, en el que se nos indica, como su título dice, qué define a un perro dominante y que si leemos el artículo, veremos que cualquier perro que tengamos puede ser dominante y que tendremos que lograr que sea sumiso.
Según las características que definen a un perro dominante, según el artículo, y que os detallo a continuación, cualquiera de los perros que ha pasado por mis manos estaría en el club de “perros dominantes:
- Se niega a moverse de un lugar aunque se lo pidas.
- Gruñe para imponerse ante determinadas situaciones, como la hora de la comida o de los juegos.
- Sostiene una mirada desafiante ante los humanos.
- Sale o entra por las puertas antes que sus dueños o camina delante de ellos.
- No obedece órdenes.
- Salta para tomar la comida antes de que se la des.
- Marca el territorio con orina o heces.
- Gruñe o ladra cuando quiere pedir algo o cuando se le pide que obedezca.
- No te permite que te acerques a su comida.
- Le ladra a las personas o a otros animales, sobre todo si está contigo.
- Intenta empujarte mientras paseas con él.
- Mantienen una guardia permanente ante sus juguetes, cama o comida.”
Son el tipo de chorradas que nos cuenta el César Millán de turno y claro está, tras leer esto entenderemos que lo mejor es llevar a nuestro perro a un “experto” que nos lo convierta en sumiso tras unas buenas sesiones de rebaja jerárquica.
¿Sabéis de algún perro que no haga algo de esa lista que nos ponen? Porque yo, desgraciadamente, he conocido a algún perro totalmente desnaturalizado por unos motivos u otros y de verdad que sentí mucha pena.
Obviamente no hay que confundir el que haga alguna cosa de la lista, con que las haga todas y/o las haga constantemente, un perro podrá gruñir como parte de su protocolo comunicativo, pero no sería normal un perro que se pase todo el día gruñendo ante cualquier cosa, lo mismo con el perro “mal educado” que nos salta a la comida en cualquier circunstancia, el obsesivo con la defensa de recursos en cualquier momento, etc, en esos casos estaríamos hablando de algún problema que habría que saber por qué se produce o qué lo retroalimenta y eso, os aseguro, está muy lejos de ser algo tan absurdo como “un perro dominante”.